Todavía tenía las uñas pintadas

MÉXICO, DF.-DE LAS noches de fiesta a los días en una fría plancha de un anfiteatro escolar. Esa fue la vida y muerte de Vanesa Martínez.

Un 20 de mayo, la joven abordó, en Buenos Aires, el avión que la traería a México a probar suerte como desnudista en la pista de baile del Royal Club, en la Zona Rosa.

Y meses después, la única pista que albergaba el cuerpo de la que fuera actriz de cine porno era una fría mesa del anfiteatro de la Escuela de Medicina del IPN.

Las fotografías mostraban a una mujer de rostro moreno afilado, el largo cabello negro, su delgadez, el tatuaje en forma de rosa en su brazo izquierdo.

Esa fue la foto que vio el encargado del anfiteatro de la Escuela de Medicina...

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