Rebanadas/ Toda la vida...

AutorCony De Lantal

Todavía no estoy segura si lo que crucé fue la puerta principal de La Jaibita o el túnel del tiempo+

¡Qué bárbara! Tenía un tiempal de no pararme en este legendario restaurante de la calle Villagrán, cerca de la Alameda, y volver a visitarlo fue como regresarme unos 30 años atrás. Me pareció que el lugar es el mismo que mi marido y yo frecuentábamos de novios (¡újule!, ya llovió), aunque en ese entonces yo lo veía mucho más atractivo (al lugar, no a mi marido. De éste mejor ni opino). Claro, estábamos en plena edad de las ilusiones, todo era color de rosa, y ahora que volvimos a sentarnos en sus mesas fueron puras desilusiones con la edad. Nomás de vernos las caras notamos lo ingratos que pueden ser los años.

La Jaibita está igual, tal vez ha sufrido una que otra modificación menor y varios cambios de dueño, pero en esencia es el mismo restaurante de toda la vida. De hecho hasta me pareció que conservan las mismas sillas desde 1970, al menos tienen ese estilo.

Ahí adentro el aroma, más que a marisco, se percibe de nostalgia. La Jaibita sigue conservando a su clientela, literalmente. Pareciera que siguen yendo los mismos, nomás que 40 años después. El martes a la hora de la comida era pura gente mayor, éramos, dijo el otro, y yo encima hasta cargué con mi suegra, para hacer todavía más notoria la senil concurrencia.

Casi casi me entra la depre con el "animado" ambiente. Ni música tienen y, no te miento, la gente hasta habla bajito, como si estuvieras en comedor de asilo. Poco faltaba para que se oyera el chasquido de las dentaduras postizas.

Por momentos también me sentía en La Jaibita de los años 40, y por la mente me pasaron algunas escenas de la época de oro del cine mexicano; hasta creí avistar en una de las mesas a Pedro Infante (cómo se vería hoy), en otra parecía que Negrete disfrutaba de un guachinango al mojo de ajo, y había muchas otras gentes a las que les vi cara de Sara García (incluyendo a mi suegra).

Entre todos estos célebres personajes de fantasía, al que sí reconocí comiendo ahí fue al Güero, ex del Hawai y ahora flamante capitán de El Camarón Norteño. Seguramente iba en misión especial de contraespionaje+

Por cierto que en La Jaibita siguen teniendo ese toque sabroso en la cocina y, sin ser nada fuera de este mundo, sus platillos cumplen muy bien con la expectativa.

Sus cocteles nos parecieron muy frescos; mi suegra probó uno chico de camarón de 30 pesos, y yo uno campechano con camarón, pulpo y jaiba, de 48 pesos. Mi...

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