Tocan al son que pueden

AutorErika P. Bucio

La Orquesta Sinfónica de Oaxaca (OSO), que ha sido utilizada diversas ocasiones para actos proselitistas con la anuencia de su director, Javier García Vigil, opera en medio de carencias.

La agrupación no tiene sede propia ni temporada de conciertos, además de que sólo puede mantener una plantilla de 29 músicos, por lo cual ni siquiera debería ser considerada sinfónica, sino una orquesta de cámara.

Cuando el Teatro Álvaro Carrillo no está disponible, el ensamble debe mudar sus ensayos al Centro de Convenciones. Y, cuando este último tampoco está a su disposición, son cancelados.

Sus atrilistas ganan 3 mil 500 pesos quincenales, apenas lo que cuesta un juego de cuerdas para violín.

Para los conciertos, es necesario contratar a músicos extras, a quienes hay que pagar viáticos y hotel. Son 800 pesos por servicio, según García Vigil, pero músicos aseguran que los invitados cobran mucho más.

La orquesta está estancada en repertorio. "Llevamos años tocando lo mismo", se lamenta un músico. Ya los chotean con la versión sinfónica de La negrita cucurumbé.

Si no hacen temporadas, dice García Vigil, es porque el presupuesto de unos 300 mil pesos, no alcanza. La Secretaría de las Culturas y las Artes (Seculta) paga la nómina.

Con los 3 millones de pesos etiquetados en 2013, por fin habría una temporada. Pero, según el director, el dinero llegó hasta abril de 2014, y ya no se pudo programar nada porque las fechas en el Teatro Macedonio Alcalá estaban ya ocupadas.

Músicos acusan que se improvisaron conciertos para comprobar el dinero. Según el director, dieron medio centenar...

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