Tobies Grimaltos y Julian Pacho (comps.), La naturalizacion de la filosofia: problemas y limites.

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Tobies Grimaltos y Julián Pacho (comps.), La naturalización de la filosofía: problemas y límites, Pre-Textos, Valencia, 2005.

La naturalización de la filosofía: problemas y límites reúne nueve artículos muy distintos entre sí, pero en todos ellos se examina uno de los proyectos más discutidos, controversiales y abrazados por diversos filósofos desde mediados del siglo xx y hasta la fecha, i.e., el proyecto de naturalizar la filosofía. El libro se propone como un homenaje en memoria de Joseph Lluís Blasco, quien, tal como lo narran Tobies Grimaltos y Julián Pacho en la introducción, simpatizaba con la idea quineana de que "La filosofía, como toda actividad cognitiva humana, necesita de una revisión constante" (p. 7).

La problemática general sobre la que giran todos los artículos compilados por el libro es de gran relevancia si se considera que uno de los debates más acalorados en la filosofía reciente se relaciona con la pertinencia que tienen (o pueden tener) los resultados que arrojan las investigaciones empíricas, en diferentes áreas del conocimiento, para el desarrollo de una filosofía plausible. El origen del debate suele aparejarse con la aparición del artículo Epistemología naturalizada publicado por W.V.O. Quine en 1969, donde el autor propone reemplazar a la epistemología por una psicología descriptiva.

Si bien el proyecto de naturalización surge en el ámbito de la epistemología, hoy día no puede decirse que esté acotado a él. La gran cantidad de temas tratados en esta obra (e.g., el problema de la responsabilidad moral, cfr. Moya; la naturaleza de las emociones, cfr. Acero, y de la intencionalidad, cfr. Quesada; el papel de las intuiciones y los estados con contenido no conceptual en la justificación de nuestras creencias o juicios, cfr. García-Carpintero; etc.) es muestra de que el proyecto ha sido adoptado por filósofos cuyas áreas de interés rebasan las fronteras de la epistemología. Tampoco resulta trivial situar o discernir aquellas posiciones filosóficas que pueden considerarse propiamente como posturas naturalistas o naturalizadas. Esto se debe no sólo al auge que tuvieron algunas de las propuestas vertidas por Quine en el artículo mencionado, sino también al hecho de que diversos autores han entendido de diferente manera en qué consiste "naturalizar" a la filosofía y las consecuencias que esto tiene para los planteamientos estrictamente filosóficos, ya sea desde una perspectiva metodológica u ontológica (cfr. Pacho).

A pesar de estas dificultades, es posible sostener que uno de los supuestos compartidos por quienes simpatizan con el proyecto en cuestión es que la reflexión filosófica debe proceder mediante conceptos admitidos, o al menos admisibles, por las ciencias empíricas (Moya, p. 59). Las diferencias entre los pensadores que aceptan este supuesto mínimo --y que puede considerarse como uno de los elementos distintivos de toda y cualquier filosofía naturalizada-- provienen, sobre todo, de cómo se entienda la idea de que la reflexión filosófica debe proceder de este modo.

Desde una perspectiva metodológica, esto puede implicar, entre otras cosas, los siguientes desiderata: a) la filosofía debe utilizar las mismas técnicas que la ciencia utiliza para estudiar cualquier otro aspecto de la naturaleza; b) la filosofía debe fundamentarse en los resultados empíricos de las ciencias específicas (e.g. la psicología, las ciencias cognitivas, la biología evolutiva, etcétera); c) la filosofía debe fundamentarse en un estudio empírico de los métodos usados en la ciencia. Todas estas posturas parecen tener en común la idea de que el criterio para juzgar la verosimilitud o la adecuación de una posición filosófica es que ésta no entre en conflicto con los resultados de la psicología experimental (o de otras ciencias empíricas) (Grimaltos e Iranzo, p. 93). El tipo de consecuencias que tiene la "naturalización" de la filosofía desde una perspectiva ontológica tienen que ver con la manera como se responderá a la pregunta de qué tipo de relación existe entre una descripción física (o materialista) de los conceptos intencionales de la llamada psicología del sentido común (creencia, deseo, intención, etc.) y una descripción semántica o funcional de los mismos (cfr. Quesada). La pregunta, más en particular, se centra en entender si esta relación es una de reducción, superveniencia, emergencia, continuidad o, como se había supuesto en la tradición filosófica anterior, de independencia. Más allá de la respuesta que se dé a este interrogante, la posición naturalizada tiende a afirmar que no es necesario suponer que existe un "'salto ontológico' entre las cadenas causales del universo" (Pacho, p. 25) para explicar las entidades inobservables (e.g., las entidades mentales).

Las posiciones naturalizadas pueden clasificarse como moderadas o radicales (Moya, p. 59) dependiendo del tipo de respuesta que ofrezcan a la cuestión recién formulada, o a la manera como conciban la relación existente entre los métodos de la ciencia y el proceder propio de la filosofía. Las posiciones moderadas tienden a admitir que los problemas filosóficos presentan peculiaridades que los distinguen de los problemas de carácter científico; las radicales, por su...

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