Tlaxcala entre nubes

AutorCecilia Núñez

Enviada

HUAMANTLA, Tlax.- Apenas ayer teníamos la mirada clavada en las alturas, presas del magnetismo de los volcanes omnipresentes, el Popo, el Izta y la Malintzi.

No imaginábamos que lo impredecible de una travesía nos llevaría a tocar las nubes que los envuelven.

Antes de que el plan del globo apareciera, nos habíamos adueñado a nuestro modo de estas tierras: cabalgando por el paraje rural de Huamantla, haciendo rappel en las faldas del volcán dormido Malintzi, remontando escalinatas de las pirámides de Xochitécatl y Cacaxtla, y recorriendo las haciendas pulqueras y plantíos de maguey de Nanacamilpa, siempre acompañados de la calidez tradicional del pueblo tlaxcalteca.

"¿Quieren volar en globo?", pregunta nuestra anfitriona, Nylda. La ambición por conquistar este valle también desde las alturas se adivina en nuestras amplias sonrisas.

Falta poco para que el sol aparezca. Habrá que recorrer en auto un tramo de 45 minutos, desde la ciudad de Tlaxcala hasta el Pueblo Mágico de Huamantla, para llegar a la Hacienda Soltepec, punto de encuentro con José Antonio y Fredy, encargados de la logística del vuelo.

Inflar nuestro globo, Pegaso, es todo un ritual matizado por el amanecer anaranjado.

Cinco pilotos corren de un lugar a otro acomodando la tela multicolor extendida en el suelo. Fredy, el piloto titular, controla el quemador, que lanza llamaradas intermitentes inflando la aeronave; el frío de la mañana va y viene.

Subimos a la canasta: se eleva tan sutilmente que ahuyenta cualquier vértigo. La sensación de volar sin motor y el contraste de temperaturas fuera y dentro del globo, regala un delicioso equilibrio entre exaltación y tranquilidad.

Nuestras miradas no saben hacia dónde dirigirse, la vista de 360 grados ofrece un abanico de postales: el paraje rural de Huamantla, sus milpas y el ganado que ha salido a pastar; el color de los poblados, sus cementerios y sus iglesias; el horizonte de nubes aborregadas; la tela del globo que brilla a contraluz o esos tres volcanes, que nos han acompañado en nuestro paso por Tlaxcala y que ahora están más cerca de nosotros de lo que nunca imaginamos.

Después de 40 minutos de vuelo, el...

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