Reflexiones/ Titubear cuesta

AutorMauricio González

A éstos se agrega un verdadero nubarrón de tormenta, que al igual que los fenómenos meteorológicos llega por sorpresa: la posibilidad que estalle una huelga en Pemex.

El problema con los primeros tres es que han coincidido y por ello sus efectos se han magnificado. La falta de crecimiento económico en EU ha ocasionado que las utilidades de las empresas que cotizan en sus Bolsas de valores sean inferiores a las previstas, lo que a su vez ha provocado un pronunciado descenso bursátil.

Por su parte, la posibilidad que el candidato Lula de Brasil resulte el próximo Presidente de ese país anticipa dificultades para que sus acreedores cobren los empréstitos otorgados y se derrumbe su débil andamiaje de estabilidad macroeconómica.

Finalmente, el precio mundial del petróleo ha alcanzado niveles no vistos en los pasados 19 meses (casi 31 dólares por barril para el crudo Brent), que los expertos achacan a varias cuestiones: la amenaza creciente de una invasión a Iraq por parte de EU; los trastornos causados por el huracán Isidore -que afecta algunas de las rutas de abastecimiento del combustible- y, se añade, ni más ni menos, la amenaza de huelga de los trabajadores petroleros en Nigeria y México, dos exportadores importantes de petróleo en el mundo.

La madeja se enreda con el tema del petróleo. Las repercusiones de que Pemex suspenda sus operaciones no es solamente de alta trascendencia nacional, también causa estragos en el resto del orbe. Aun cuando, el petróleo representa una fracción menor de la producción de bienes y servicios de México, su importancia económica es enorme.

Los ingresos petroleros son el sostén principal de las finanzas públicas. Una reducción considerable de los mismos, como la ocasionada por una huelga, no alcanzaría a compensarse con otras fuentes.

Huelga en Pemex igual a mayor déficit público. Mayor déficit público igual a mayores tasas de interés y tipo de cambio más elevado.

El desabasto de energéticos que ocasionaría la suspensión de actividades de la paraestatal amenaza con dislocar múltiples cadenas productivas en todo el territorio nacional y en las relaciones comerciales de México con el exterior.

En suma, la huelga de Pemex es un golpe poderoso al "blindaje" que las propias autoridades de esta administración y, sobretodo, la anterior construyeron con gran esfuerzo. ¿Cuál era la imperiosa necesidad de iniciar los trámites de desafuero de los legisladores-líderes petroleros justo a la mitad de un emplazamiento a huelga...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR