AL TIRO / Violentia habemus

AutorPaco Navarrete

No fueron pocas las voces que el año pasado se levantaron para advertir que la ola de violencia que por obra casi milagrosa había pasado de largo en este estado, pronto nos alcanzaría. Y como Casandras modernas y rancheritas, fueron minimizadas o de plano enviadas al cubo de la basura por quienes deberían tenerlas en cuenta, al menos como testimonio de lo que ya en este año ha resultado, más que inevitable, contundente.

La violencia nos alcanzó.

Y cómo no habría de hacerlo, si la Pax Jaliscencis no estaba apuntalada en la puntual observancia del Estado de derecho (qué hueva), ni en la estricta aplicación de la justicia (qué rollo), o al menos en la presencia policiaca en las calles para algo más que extorsionar o atrapar a algún ladrón cuando un ciudadano lo señalara y no les quedara de otra (qué remedio).

La relativa calma en el estado estaba apuntalada en una verdad ineludible: era territorio declarado de un grupo delictivo, sin que otros tuvieran ganas, fuerzas o urgencia de disputarlo. Claro que había robos, asesinatos, violaciones. Asaltos. Muchos de ellos. Pero nada fuera de lo común en una poblada ciudad de un país tercermundista. Vamos: tiempo para organizarse tuvieron las autoridades. Para elaborar una estrategia común y aplicarla en estas primeras escaramuzas con los malos. Salieron varias veces en los periódicos, comiendo, brindando, bebiendo -ah, cómo nos encanta comer y brindar-, pero no a lo loco, sino con un propósito: eran reuniones de trabajo. Urgentes. De autoridades estatales y municipales, con los encargados de las "corporaciones" policiacas.

¿Y qué resultados se pueden sacar en claro, basándonos en sus declaraciones?

En las de entonces: "falta coordinación" y "los municipios no estamos de acuerdo en los mandos únicos estatales".

En las de ahora: "la guerra al narco le corresponde al gobierno federal, a mí qué", dice el Alcalde de esta capital, la segunda ciudad más poblada del país. "Además, todos los muertos que resultan son maleantes, y si se quieren matar entre ellos, no podemos hacer nada para impedirlo", agrega el Gobernador, cuyo Procurador gozó del dudoso privilegio de investigarse a sí mismo por presuntos delitos... y encontrarse inocente. Y para no quedarse atrás, ahora el Auditor del Estado va por las mismas. Vamos, es un gobierno de santos inocentes. Cositas.

Como si no hubiera acciones, sencillas o...

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