AL TIRO / El santo Informe

AutorPaco Navarrete

Qué rápido pasa el tiempo: apenas hace nueve meses estábamos empantanados en el régimen corrupto del PRI del impresentable Peña Nieto y hoy ya estamos brindando por la prosperidad y celebrando la presentación no del primero, sino el tercer Informe de Gobierno de López Obrador.

¡Vaya que la Cuarta Transformación es rápida!

Tres informes en tan sólo nueve meses. Uf. A este paso, acabaremos con más de una docena de informes presidenciales. Eso no sé si es bueno o malo, pero mientras sean tan optimistas como hasta el momento, no habrá nada que temer. ¡Todo lo contrario!

Por otra parte, los informes presidenciales siempre han sido la mar de divertidos y plenos de optimismo... excepto, claro, los de López Portillo, que eran más dramáticos que un capítulo de la Señorita Laura, luego de que desenmascara a un rufián que tiene siete novias y a todas las engaña.

Por eso es que el primero -o tercero, pues- de los informes de López Obrador no es muy original en su concepto, aunque sí en la producción del evento: con austeridad republicana. Apenas 600 lambiscones fueron invitados. Mucho menos que en los XV de Rubí.

Eso sí, el acto fue muy emotivo. Porque no se aplaudía a un hombre, sino a un ideal. Y no se burlaron de sus opositores, tan sólo remarcaron que están por los suelos. Y si al hombre que aplaudieron fue el mismo que denigró a la Oposición... fue mera casualidad.

Por lo demás, el Informe fue tan anodino como todos los anteriores. Eso es normal: imposible que de verdad funcione como un resumen de actividades o como un mensaje para unir a la Nación. Eso sería inédito, inaudito, inconcebible.

Y hacer un análisis de sus acciones, a tan sólo nueve meses de iniciar su mandato, parece ocioso. Claro, están las acciones de coyuntura -de "calentura", diría el disléxico-, las que se supone que atacan problemas urgentes. Ahí tenemos un empate: hubo aciertos, hubo errores y también hubo errores que fueron corregidos ante la mirada atónita de sus críticos y sus malquerientes. Eso sí es inédito.

Me explico: el combate al huachicol fue un acierto, al menos en principio. Ahora que ha derivado en gaschicol, o robo de ductos de gas, veremos qué tan sólida es la nueva política.

Por otra parte, detener el funcionamiento de los gasoductos que vienen desde Estados Unidos, una vez terminados y listos para funcionar fue un error...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR