Al Tiro / De nervios...

AutorPaco Navarrete

Bendito periodismo. Estaba yo con un pendiente que no me dejaba dormir, por cierta condición que me he estado notando desde que salí de la escuela, y para la que no había hallado ni el diagnóstico, no digamos ya la solución. Pero ayer apareció en la portada de este diario la respuesta a mis males: lo que yo necesito es, definitivamente, algún tipo de terapia del nervio Vago.

Yo, y la inmensa mayoría de los jalisquillos. Y si me apuran, del País entero. No es ningún secreto que, así como hay culturas en las que se vive para trabajar, nosotros si acaso trabajamos para vivir. Y eso cuando no hay otro remedio. Por eso hay tantos rateros. Y políticos.

Ése es, seguro, el nervio que nomás no nos deja trabajar a gusto. Olvídense del lumbago: seguro es el nervio Vago el que, por ejemplo, nomás se sienta uno a llenar los formularios de Hacienda y ya le está punzando a uno en donde la espalda cambia de nombre. "Levántate y anda", dice, como en la fábula bíblica. O si es muy de aquí, dirá "Álzate y pélale". Y uno, esclavo de sus impulsos neuronales, a los 10 minutos ya está en el billar, echando humo con los vagos de la cuadra. Y ni quién se acuerde de Hacienda. Por eso es que esos vampiros acaban sacándole más y más sangre a los contribuyentes cautivos: ni modo que se pelen.

Pues sí, más lo pienso y me doy cuenta que ahí está la clave no sólo de las desdichas mías, sino de las de la nación entera. En Hacienda, claro, pero también en el nervio Vago. ¡Qué fuerte! Un fogonazo de sabiduría me ilumina. Tanto, que hasta brillo como esferita de discoteque. Mi familia aprovecha el momento y me saca a la esquina, a medio iluminar un boquetón de alcantarilla, mientras vuelve la...

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