Al Tiro / La alcancía abierta

Noticias desde la Universidad de Guadalajara, fuente inagotable no sólo de estas, también de recursos económicos sin freno, control o auditoría que valga. Precisamente estos ejercicios, las dichosas auditorías, han servido en los últimos años para los más diversos usos: chantaje político, carta de negociación (que es lo mismo, pero en plan civilizado), gancho populista... pero no para lo que se supone existen: una forma estricta de controlar los gastos de la institución.

Ahora nos enteramos por una auditoría "externa" que hay más de mil 400 millones de pesos en calidad de canción de Bruce Springsteen: bailando en la oscuridad. Es decir, en términos de contadores, que "no están debidamente sustentados". Es de suponer que tal cantidad -que equivale a la cuarta parte del dineral que manejan los Padilla y asociados- fue gastada de una forma legal, pero los chavos de los mandados olvidaron pedir facturas. Ahora, para compensar, andarán apurados por conseguir algunas otras balines, como de tortas, gasolina y del súper. Lo malo es que, incluyendo el nuevo mobiliario y caprichos extras para las autoridades emergentes, apenas llevan justificado un par de meloncitos. Les faltarán mil 398 millones.

Sin embargo, antes de que nosotros, ciudadanos preocupados por la estabilidad de nuestra máxima casa de estudios, templo del saber y vanguardia de la investigación en el Occidente de México, comencemos a soltar ayes de dolor, conviene estar atentos a un fenómeno cósmico -digno, por cierto, de ser estudiado por el mismísimo observatorio astronómico de la UdeG, el único con visibilidad cero durante todo el año, pues se encuentra a tres cuadras de la Minerva-, tan peregrino como la visita del cometa Halley y tan soberbio como una explosión...

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