Tiran valla, pero no pasan

AutorLuis Alegre y Martín Morita

MURAL / Enviados

Cancún.- Con pinzas, la avanzada de los manifestantes cortaba con rapidez la alambrada de la valla metálica que les impedía el paso. Atrás de ellos, otros 6 mil globalifóbicos -según las cuentas de la Policía Federal Preventiva-, hacían sonar trompetas, bailaban y coreaban consignas, gritaban mentadas, ondeaban banderas. Se iban haciendo fuertes.

Uno de los extranjeros más radicales -flaco, de sucia barba y cabellera revuelta-, trepó a la valla y gritó a los policías con voz pastosa y en español champurrado: ¡Los voy a matar!.

Encabezados por los integrantes de la Liga Campesina de Corea del Sur, otro grupo de activistas amarraba la valla en distintos puntos para jalarla hacía sí y romperla.

"Esta es una construcción simbólica, quieren derribar el muro", explicaba con tranquilidad Melba Pría, la negociadora de la Cancillería, socióloga de profesión.

Luego de forcejear una hora -los efectivos del Cuerpo de Guardias Presidenciales habían encadenado la valla a los camiones antimotines-, la frontera imaginaria entre la ciudad, donde se concentran los globalifóbicos, y la zona hotelera, donde deliberan 148 Ministros de Economía, se rompió. La raza rugió de contento. Decenas de manos jalaron los restos de la alambrada para hacer más grande el boquete.

El General Alvaro Moreno -con todo y parche por una descalabrada-, ordenó a los suyos avanzar para encararlos. Unos 200 efectivos de la PFP con equipo antimotines cerraron filas e hicieron sonar sus escudos con las macanas, tratando de intimidar también.

"Vamos a aguantar señores, no vamos a agredir a nadie", repetía el jefe policíaco. "Tranquilos, tranquilos", apoyó el Almirante José Luis Figueroa, responsable del operativo.

Algunos de los manifestantes arrojaban huevos, pintura, botellas de agua. A los más radicales ya se les quemaban las habas por entrar en acción. ¡Bajen sus viseras!, gritó Moreno a los efectivos de la primera línea en previsión del enfrentamiento por venir. "Creo que vienen por todo", soltó Melba Pría mientras se calaba un casco de policía.

Entonces los manifestantes se sentaron y comenzaron los discursos.

Peliagudo, complicado, peligroso. Así veían el escenario las autoridades federales la noche anterior a esta segunda marcha.

En la víspera, los opositores a la cumbre de la Organización Mundial de Comercio habían ahorcado a Cancún con la atomización de sus protestas.

Era la "guerra de guerrillas", presumían los globalifóbicos. Así las cosas, la "megamarcha"...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR