Por tierra y por aire
| Autor | Cecilia Núñez |
Enviada
SAN JOSÉ ITURBIDE, Gto.- Tras descender 20 metros, tierra adentro, el guía Antonio Núñez hace una pausa, apaga la linterna y comienza a contar que aquí, la mina San Rafael en Mineral de Pozos, a unos cuantos años de su apertura en 1895, enterraron vivo a un niño.
Dice que no es raro que los visitantes escuchen voces o sientan una mano fría que los toca y les impide avanzar por los más de 150 metros de longitud de esta gruta.
Hay quienes aseguran que vieron al fantasma; y aunque no todos los viajeros tienen la suerte de enfrentarse a una presencia sobrenatural, el lugar embruja por su atmósfera.
Luego de escuchar las misteriosas historias acerca del yacimiento, vale la pena hacer un esfuerzo extra para llegar hasta el fondo, en el que hay una formación de agua cristalina; tocarla significa librarse de la mala suerte, y aventar una moneda es garantía de que un deseo se cumplirá. Al menos eso dicen.
Un pueblo que encanta
Mineral de Pozos, a 25 minutos de San José Iturbide, al noreste de Guanajuato (a 62 kilómetros de San Miguel de Allende y 52 de Querétaro), es un pueblo fantasma que hace cinco décadas gozó de una economía envidiable, debido a la riqueza de sus 500 minas, de cuales extraían plata y oro.
Aquella opulencia acabó en 1940, y los habitantes del pueblo salieron en busca de otras oportunidades. Dejaron a su paso un sinfín de leyendas, restos de construcciones que datan de 1800 y que ahora están rodeadas de naturaleza y minas abandonadas, cuyo recorrido se convirtió en un atractivo turístico.
En la actualidad, en este sitio se encuentran las tiendas de aquellos que se resisten a partir y que se dedican a vender cuarzos y piedras extraídos de la mina, los cuales, lejos de representar algún valor material, prometen llevar consigo el inigualable ambiente místico y energético del pueblo.
La magia de este espacio también se refleja en la música prehispánica de Corazón Endiosado, un cuarteto que, con instrumentos hechos a base de semillas, capullos de mariposa, ollas con agua, flautas y percusiones, recrea el ambiente de antaño.
Retar a las alturas
Además del recorrido por las entrañas de la Tierra (en los yacimientos de Mineral de Pozos), San José Iturbide invita a surcar sus cielos; la mejor época es de junio a enero, cuando los vientos son favorables para los amantes de las alas.
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