Tierra adentro: amorío entre playa y campo

AutorIvett Rangel

Enviada

MALDONADO, Uruguay.- Detrás de la constante vista al mar se esconde un extenso campo "suavemente ondulado" -como se le describe la orografía de Uruguay a los niños en las escuelas-, delineado por ríos y lagunas, con montañas de no más de 500 metros de altura y salpicado de pequeños pueblos y miles de cabezas de ganado.

Por la Ruta Interbalnearia, el viajero se topa con pueblos dignos de postal especialmente al atardecer, en los que se combinan rústicas calles de tierra con chacras (haciendas) de mar de diseño vanguardista. Quienes acuden cada verano austral a los pueblos vecinos de Punta del Este, todos dentro del departamento de Maldonado, llaman a este estilo de vida "la total sencillez de la sofisticación".

A 20 kilómetros de distancia rumbo al este se realiza la primera escala en La Barra y Manantiales, separados de Punta del Este por la desembocadura del Arroyo Maldonado pero unidos a través del puente Leonel Viera, ondulado y colgante.

Su diseño lo hace una de las obras de ingeniería más notables de Uruguay, y también uno de los más divertidos. Sus pendientes ofrecen un poco de adrenalina si se transitan a poco más de 70 kilómetros por hora.

"En verano es completamente imposible acelerar así. Hay tantos autos que por eso hace unos años se construyó otro puente idéntico; para que hubiera uno de ida y otro de vuelta", remata Julio Pintos, concejal del municipio de Punta del Este, mientras mete el acelerador a fondo.

A La Barra y Manantiales llegan quienes buscan las playas de moda, como Bikini, y de oleaje suave, como Montoya, El Chorro y San Carlos. Además, las nuevas opciones de la temporada están por inaugurarse en esta zona. Una de las más esperadas es el restaurante Alebrijes, cuya propuesta gastronómica busca entrelazar la tradición uruguaya de carnes cocinadas en parrilla con toques mexicanos contemporáneos; esto, entre las calles de Las Sirenas y Los Remansos.

"Aquí sucede la gran movida de cada verano. Siempre hay algo nuevo por conocer", agrega Julio.

UN REMANSO DE PAZ

Veinte kilómetros más adelante se encuentra José Ignacio, un pueblo que da la bienvenida con la promesa por escrito de que "aquí sólo corre el viento".

Este sitio de pescadores que tiene 200 habitantes recibe alrededor de cinco mil visitantes durante el verano: todos quieren desconectarse del mundo.

"Aquí vienen a que no pase nada... Se ha convertido en el lugar para encontrar tranquilidad pese a todo", señala Fernando Suárez, alcalde de José Ignacio.

Parte de su prestigio se lo debe a personalidades reconocidas en el Cono Sur como la actriz Mirtha Legrand, la presentadora Susana Giménez y el diseñador Pancho Dotto, quienes construyeron ahí sus casas para encontrar paz.

Pero en este pueblo no caben todos: no hay más de 25 manzanas en el centro. Así...

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