De política y cosas peores / Desplumados

El marido encontró a su mujer en la cama con un disc jockey. Explicó la señora: "-Tú me dijiste que podía tener un tocadiscos"... Un compañero de oficina le contó, desolado, a Babalucas: "-Mi novia no se quiere casar conmigo". Le aconsejó el badulaque: "-Dile que estás embarazado"... Un retraso de don Sinople fue causa de que él y su esposa, doña Panoplia, llegaran tarde al concierto de la sinfónica. "-¿Qué están tocando?" -quiso saber ella. Contestó él: "-La Quinta Sinfonía de Beethoven". "-¿Lo ves? -le reprochó con acritud doña Panoplia-. Por tu culpa nos perdimos las otras cuatro"... Dos amigos fueron de cacería. Preguntó uno: "-¿Para qué traes esa navaja?". Respondió el otro: "-Si me muerde una serpiente de cascabel me haré una incisión en cruz y chuparé la sangre para extraer el veneno". Inquirió el primero, burlón: "-¿Y si la víbora te muerde en la pudenda parte?". Contestó el otro: "-Entonces sabré si verdaderamente eres mi amigo"... Ulises Hilarión Heureaux Lebert, llamado Lilís, por el Ulises, fue dictador de la República Dominicana a fines del siglo 19. Desde joven mostró dos características que cuando van juntas son muy peligrosas: era muy malo y era muy inteligente. Cierto día apareció en su casa un individuo muerto de un balazo en la sien izquierda. El sujeto, sin embargo, no era zurdo. Cuando el juez de instrucción hizo notar esa circunstancia Lilís le dijo: "Cada quien se da muerte con la mano que le da la gana". Insistió el juez en sus dudas, tendientes a detener a Lilís y procesarlo. Entonces él le ofreció un fajo de billetes. Los tomó el funcionario con la mano derecha, se los embolsó y se dispuso a retirarse. "¿Lo ve usted, señor letrado? -le dijo Lilís en tono de sorna-. Cada quien se da muerte con la mano que le da la gana". Por azares de guerra llegó a ser General, y por cosas de la política llegó a ser Presidente. Estableció una dictadura policiaca que mantuvo con mano firme durante años. A sus opositores les decía: "No me muevan el altar, porque se les caen sus santos". Tenía un raro ingenio. En guerra civil con sus contrarios uno de sus generales le dijo, temeroso al ver el tamaño y fuerza de las tropas enemigas: "Ese ejército es de pinga pará". "Entonces -replicó...

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