Bioética

AutorLaura A. Albarellos González
Páginas3-42
CAPÍTULO I
BIOÉTICA
1. HABLEMOS DE BIOÉTICA
Ya hoy, en pleno siglo XXI, hablamos de la existencia de
una nueva ciencia, denominada “Bioética”.
La etimología de esta denominación resulta clave de anali-
zar para comprender los orígenes, alcances y naturaleza de esta
disciplina.
El vocablo —griego— es compuesto y se desprende de la
conjunción de bios yethiké, correspondientes a “vida” y “éti-
ca”, respectivamente. Con ello, estaríamos en presencia de la
confluencia de la biología y la deontología, en una simbiosis
espectacular de ciencia y conciencia.
La denominación aparece, por primera vez, con Van Rens-
selaer Potter,1un oncólogo de la Universidad de Wisconsin.
Esta novel disciplina estaría dada para el encuentro de dos
especialidades que siempre se hallaron mirándose, una desde
cada vértice opuesto: las tecnociencias y las ciencias humanas.
Es por ello que se concibe como un puente de acercamiento,
por el que juntas deben transitar en lo que es, seguramente, un
futuro incierto del Hombre, que más lo puede ser, si tomamos
estas dos ciencias como “culturas diferentes, dispersas y sin
conexión alguna”. Ese es el motivo de su nacimiento, la bús-
queda de la verdad en un marco de moralidad.
Podríamos decir que, a stricto sensu, el término puede ser
considerado como objetable ya que, en su raíz original —el
griego— bios, significa vida, pero sólo humana, con lo que de-
3
1VAN RENSSELAER POTTER,Bioethics,Bridge to the Future, Prentice-hall,
Englewood Cliffs, New Jersey, 1971.
jaríamos afuera una serie de cuestiones de alta importancia
como son las prácticas tecnocientíficas en animales, vegetales
y hasta el medio ambiente. Ajustándonos a esta acepción, la
ética siempre ha sido bioética, pues en todo tiempo se ha refe-
rido a vida humana y su conducta, además de otros temas que
hemos mencionado, pero que la estrechez del real significado
de las palabras etimológicamente analizadas, nos hace dejar
fuera por el momento, sólo por el momento.
Pues bien, ¿a qué bios y a qué ethos se refiere la bioética?
Por definición, se trataría de la biomedicina y de la ética apli-
cada a la conducta humana en ese campo del saber.
De esta forma, la bioética ha nacido para responder a un
desafío: el de la crisis bioética de la era tecnológica, que se tra-
duce en dos vertientes, las cuales son, crisis de la vida en sí
misma y crisis normativa. Dentro de ellas, se destacan —indu-
dablemente— las catástrofes ecológicas, la medicalización de
la vida y la aparición de una nueva biología.2
Socioculturalmente, la bioética nace en un entorno entre-
mezclado. Por un lado, encontramos un bios de carácter tecno-
lógico y un ethos secular. Esta albor comienza a sentirse en la
década de 1960, con la aparición de la revolución biológica en
la medicina. En esa época, ya empezamos a escuchar términos
como hemodiálisis y trasplantes. No ajenos son los vocablos
“consejo genético”, “contraceptivos orales” y “diagnóstico pre-
natal”. Paralelamente, surge todo un movimiento en defensa de
los derechos civiles y de consumo de las minorías, entre las
que destacamos a los pacientes. Especialmente, ambas cuestio-
nes se desarrollan en los Estados Unidos.
El primer choque de ambas fuerzas, se produce con la con-
troversia académica, pública y política respecto del abuso en la
experimentación humana, la que hace de fuerza de empuje
para la aparición de la bioética en los Estados Unidos.3En este
movimiento, tres casos aparecen como emblemáticos de la pro-
4BIOÉTICA CON TRAZOS JURÍDICOS
2Según lo indica MAINETTI, José A. en Bioética Fundamental: La crisis de
la Bioética, Quirón, La Plata, 1990.
3Según lo sostiene ROTHMAN, David J. en Human experimetation and the
origins of bioethics in the United States, en George Weisz, Social sciences pers-
pectives on medical ethics, Kluwer Academics Publishers, Dordrecht-Bos-
ton-London, 1990, pp. 185-200.
blemática que se vivía: Willowbrook Hepatitis Experiment —de
1956 a 1970—, Tuskegee Syphilis Study —de 1932 a 1970— y
Jewish Chronic Disease Cancer Experiment —de 1964—.4Estos
casos advierten un denominador común: Autoridad incuestio-
nada de los médicos, prejuicios raciales y sociales y un impera-
tivo técnico-económico indiscutible.
¿Cómo se estructuró, entonces, la bioética en el sistema
norteamericano?5Se estructuró basándose en una moral des-
prendida de su religión mayoritaria —el protestantismo—, la
creencia en el sistema legal y el poder político y en la profe-
sión médica. Obviamente, sus creencias morales —desprendi-
das de su credo mayoritario— se asientan en el fundamentalis-
mo moral y la creencia de principios que se desprenden de la
teología calvinista.
En el mismo sentido, el paso se da respecto del sistema le-
gal imperante. Como se trata del sistema del common law, los
problemas se elevan a una Corte, en la íntima convicción que,
de no haber una ley aplicable, habrá un precedente jurispru-
dencial que se ajuste suficientemente como para poder dar cor-
te resolutivo a la problemática llevada a estrados.
Respecto a la confianza en el poder político, ella radica en
el hecho de que se encuentran comisiones federales especiali-
zadas en el estudio de las cuestiones bioéticas —pertenecientes
al aparato legislativo o el ejecutivo—.
Con relación al ejercicio de la profesión médica, la cuestión
se maneja con los procesos por mala praxis que terminan en
un grave desprestigio profesional, el menoscabo de la autori-
dad médica, con claras resoluciones judiciales respecto a las
indemnizaciones reparadoras del daño y sus ulteriores conse-
cuencias penales. Pero, lo cierto es que, la medicina norteame-
ricana refleja la influencia de la filosofía analítica anglosajona,
BIOÉTICA 5
4En el caso “Willbrook”, varios niños con retardo mental habían resulta-
do infectados de hepatitis a partir de ensayos de vacunas; en “Tuskegee”, 400
negros afectados por sífilis fueron dejados sin tratamiento ex profeso, para po-
der observar la evolución de la enfermedad. Este hecho continuó hasta 1972
pese a que, en 1945 se descubre la penicilina. Por su parte, en “Jewish”, se in-
yectaron en gerontes células cancerosas.
5Tomamos en especial el comentario de este sistema, debido a que se
trata del pionero y, además, el que erróneamente suele tomarse como “pana-
cea”.

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