Del tianguis al templo

AutorCarmen González

Reforma

El recorrido desde la Antigua Guatemala hasta Chichicastenango es de más de dos horas, siempre en ascenso por carretera de montaña hasta subir más de mil metros sobre el nivel del mar. Durante el trayecto, los vehículos no pueden detenerse en ningún punto.

Con esa recomendación por parte del guía salimos de Antigua al encuentro del sincretismo religioso de aquella región.

En los primeros kilómetros, a ambos lados del camino hay puestos de frutas y legumbres: sandías, guayabas, chiles y jitomates mezclan sus formas y colores con los de los textiles en armonía.

El camino cuesta arriba continúa, pero la carretera de montaña nunca se ve libre de la presencia de gente: grupos que suben o bajan cargando bultos, ataviados con las prendas típicas del grupo indígena al que pertenecen. Numerosas cruces blancas se suceden a lo largo de la carretera. "En este lugar se han registrado muchos accidentes automovilísticos, de ahí las cruces", explica el guía.

Las pronunciadas curvas de la última parte del camino me hacen desear no haber comido nada en días, pero ya es tarde para eso. La recomendación de no detenernos en el camino y las cruces son el mejor remedio contra el mareo.

Por fin llegamos a Chichicastenango, cuyo nombre significa "lugar de ortiga". Las explicaciones del guía se pierden lentamente entre las voces de los vendedores, poco a poco nos internamos en las calles. Es domingo, día de tianguis. Al dar la vuelta en una esquina me encuentro de súbito frente a una explosión de colores como nunca había visto.

Los días de tianguis en Chichicastenango son los jueves y los domingos, y son los más recomendables para que los turistas saciemos nuestras ganas de comprar. Aretes, collares, máscaras de madera, cinturones, cobijas, bolsas, morrales, gabanes, chiltepe (un chile chiquitito que pica de una forma inversamente proporcional a su tamaño), sandías, queso, todo se ofrece a gritos, los locales negocian entre ellos en una de las múltiples variantes del maya.

Así, llevados por la corriente de vendedores y compradores, nos encontramos de frente con la...

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