Entre el thriller y la esperanza

AutorJulia Elena Melche

Sumida es un adolescente japonés que estudia la prepa y su mayor deseo es llevar una existencia tranquila y ordinaria. Sin embargo, su entorno familiar no es nada favorable. Su madre lo trata con desgano y termina huyendo con su amante, mientras su padre es un borracho inútil que lo abandonó desde hace tiempo y sólo regresa algunas veces a pedirle dinero y golpearlo. En medio de este clima hostil, está su compañera de clases Chazawa (Fumi Nikaidô, estupenda), quien lo apoya y anima a salir adelante con su mirada positiva de ver la vida.

Se trata de la nueva entrega fílmica del nipón Shion Sono, una traslación a la pantalla del manga (cómic) de su coterráneo Minoru Furuya. Lo primero que llama la atención en Topo (Himizu, 2011) es el giro del realizador de sus anteriores thrillers de gore excesivo como Pez mortal, la única cinta de Sono que se había exhibido en México. Aunque ahora confecciona de nueva cuenta una trama sombría, se inclina por un tono esperanzador.

El director comenta que empezó a escribir la historia antes de que su país fuera azotado por el terremoto y tsunami del pasado 11 de marzo. Cuando sucedió la tragedia, modificó el guión pues sintió la necesidad de reflejar esa realidad en su filme. La cámara de su fotógrafo habitual Sohei Tanikawa, recorre las zonas devastadas y las ruinas de Fukushima. En la televisión se habla de las consecuencias de la radioactividad y de la evacuación de la población.

La rica intuición del cineasta da sentido a la compresión de la magnitud de los desastres. Presenta una nación donde la anormalidad se ha vuelto práctica común y el desánimo y la desesperación son evidentes. En este punto, Sono incorpora con gran acierto los hechos y captura el drama oscuro y lúgubre del texto original, anteponiendo un triste panorama de una juventud japonesa, perdida, nihilista y mancillada y contaminada por la violencia familiar y social. Sumida avanza entre el fango y abandona su negocio de alquiler de botes. Se da cuenta de una realidad sinsentido como él mismo y en su microcosmos no hay espacio para el calor humano y el amor de Chazawa. Interpretado por un brillante Shôta Sometani, siente la necesidad de liberarse a través del asesinato o del suicidio y un evento...

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