The Futureheads y The Zutons: 'Inventan' el futuro del pop

AutorJosé Homero

Como Jorge Luis Borges razonó, hay una angustia implícita en la doctrina del Eterno Retorno. Prisioneros de la rueda temporal, estamos condenados a vivir una y otra vez las mismas modas. Como ninguna otra disciplina estética, el rock sufre tal tormento. Ayer fue el brit-pop, el surf y el garage; corresponde el turno hoy a la New Wave y el New Romanticism.

Por fortuna, aún hay grupos que buscan un sonido distinto, sin menoscabo de sus raíces.

Por ejemplo, quien escucha por vez primera a The Futureheads se siente transportado a algún momento entre 1979 y 1980. El sonido es imperioso y discordante, la voz áspera, coros frenéticos, acordes sucios, rápidos y contundentes, recuperando el añejo sentido del riff (al estilo de The Jam), bajeos pegajosos (como XTC), redobles que recuperan ese baile salvaje: el pogo.

Bajo el ascendente de Boomtown Rats, una de las bandas musicalmente más innovadoras de la New Wave -y del rock-, y también una de las menos escuchadas y recordadas, The Futureheads emprende la transformación de la canciones pop.

Herederos a un tiempo de la tradición goliardesca del pop británico y de los hábitos de Phil Spector y Brian Wilson, The Futureheads contribuye al arte de la lírica, no sólo en canciones evidentemente vocales, como su espléndida versión de Hounds of Love, de Kate Bush, sino asimismo en la forma de estructurar y graduar los efectos vocales, como lo muestra la más humilde pero no menos brillante Stupid and Shallow, una de las piezas más descaradamente punks con su lema casi mántrico You Eat Shit 'Cos You're Stupid and Shallow, disfrazada de melodía inocente en la vena de The Coasters.

Junto a ese talento vocal -y hay que decirlo: todos en The Futureheads cantan- está el talento para cambiar la estructura A-B-estribillo-puente-estrofa-B, propia de la melodía pop. El grupo combina tales componentes sin respetar moldes, recurriendo lo mismo a la repetición frenética que al ruido en la más vasta línea punk. No sólo eso: también introducen variantes rítmicas que evitan la monotonía previsible en un grupo ya de por sí delirante; que lo mismo recurre al humor estúpido que a la crítica social de añeja prosapia británica.

Como sus colegas y compañeros de escena y escenario Franz Ferdinand, The Futureheads muestra que el pop no tiene por qué someterse a patrones ni aplicar fórmulas. La melodía puede cambiarse, el orden de los componentes no distrae al escucha y una sola canción puede implicar dos ritmos distintos.

Pero...

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