El texto que desató la ira

Esta conferencia, pronunciada el 12 de abril de 2011 en la Universidad de Castilla-La Mancha, fue la que desató la ira de Jorge Zermeño, embajador de México en España, y la decisión de la Secretaria Patricia Espinosa de cancelar mi nombramiento como agregado cultural en Italia, enmascarándola con un falso "recorte presupuestal".

Llegar a la verdad en este asunto requirió una pesquisa propia de una (mala) novela de espionaje, pero las fuentes que la han corroborado son absolutamente confiables, aunque por supuesto no pueda revelarlas. Como cualquier lector podría constatar, las opiniones vertidas aquí no hacen sino prolongar las ideas de mi libro El insomnio de Bolívar (Premio Debate-Casamérica), publicado en abril de 2009. La versión completa puede ser consultada en www.reforma.com. (J.V.)

ATISBOS DEL PORVENIR

El México de 2010 visto desde 2110

Jorge Volpi

Obertura. México en La Mancha

Agradezco la invitación del Rector de la Universidad de Castilla-La Mancha para dirigirme a ustedes en torno a la situación política, social y cultural de México en 2010, mientras este País celebraba el bicentenario del inicio de su Independencia, justo ahora, en 2110, que se cumplen cien años de aquel momento.

Primer acto. El baile del Bicentenario

Historiadores y agoreros señalaron la coincidencia: si 1810 dio origen a una conflicto que se prolongó once años y 1910 a una revolución que duró diecinueve, 2010 vio el apogeo de la llamada guerra contra el narco, que no concluyó sino dieciocho años más tarde, en 2026, cuando México anunció la legalización de las drogas duras. Las estadísticas muestran una catástrofe de proporciones bélicas: más de 30 mil muertos entre 2006 y 2010, a los que habrían de sumarse miles en los lustros subsecuentes.

El comercio de drogas siempre estuvo presente en México, si bien su expansión se aceleró a partir de los años 40. En ese momento, los traficantes que habían surtido de alcohol al sur de Estados Unidos durante la Prohibición se reconvirtieron en exportadores de droga, en especial de marihuana. Al término de la Segunda Guerra Mundial, la política de salud pública en Estados Unidos se volvió más restrictiva, al grado de ilegalizar todo tipo de psicotrópicos y de perseguir su producción, distribución y consumo. Entretanto, la demanda de estos productos se incrementó drásticamente y los traficantes mexicanos, más tarde aliados con productores colombianos, no tardaron en aprovechar este filón.

De 1929 al 2000, México estuvo gobernado por un solo partido, en un sistema político al que Mario Vargas Llosa denominó "dictadura perfecta", que se asemejaba más bien a un autoritarismo selectivo, pues a la vez consentía mayor libertad cívica que cualquier dictadura latinoamericana del momento -o que el comunismo cubano o soviético-, y mantenía un férreo control sobre casi toda la vida pública y no dudaba en emplear la fuerza cuando se sentía amenazado (como en 1968). El PRI no sólo se transformó en una eficaz máquina para ganar elecciones, sino en una estructura que acabó por permear todo el desarrollo del País, provocando que el orden institucional adoleciese de sus mismos vicios y lastres.

El régimen de la Revolución construyó un andamiaje jurídico ejemplar que no se correspondía con una realidad dominada por la corrupción, el autoritarismo y un precario estado de derecho. Si bien algunos de sus miembros se atrevieron a confesar la conveniencia de pactar abiertamente con los narcos, en realidad el entramado social del priismo, donde los actos del gobierno y del partido se fundían con toda clase de negocios ilegales, alentó su florecimiento mediante una serie de acuerdos tácitos entre los responsables políticos, la policía, los tribunales y los delincuentes. Hasta sus últimos días en el poder, el PRI mantuvo este statu quo e, incluso ante escándalos como el asesinato de un agente de la DEA en 1985 y el Arzobispo de Guadalajara en 1993, la detención de altos funcionarios vinculados al narco o la prominencia de ciertos capos, jamás alteró esta estrategia.

El triunfo del candidato del PAN en 2000 parecía destinado a cambiar la situación, pero a nivel local las viejas alianzas del priismo se conservaron prácticamente intactas. Sólo que, ante la ausencia de un poder central omnímodo, el tejido de complicidades que había asegurado el orden y la relativa estabilidad del País comenzó a resquebrajarse. En este escenario fluctuante y movedizo, los antiguos acuerdos entre el gobierno y los narcotraficantes -y de éstos entre sí- se volvieron cada vez más frágiles o de plano se quebraron. De pronto ninguna autoridad...

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