'Están creando más terroristas'

AutorRicardo Mir

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NAZARETH.- "Estoy enfadado y atemorizado. Esta guerra se está cebando sólo con los civiles. Yo soy árabe, mi novia y mis amigos judíos. No sé muy bien de qué lado ponerme", cuenta Yousef Moshe desde su tienda de electrodomésticos en la ciudad árabe-israelí de Nazareth.

Su caso sirve de ejemplo para ilustrar los dilemas que el enfrentamiento entre Hezbolá e Israel está generando entre el 20 por ciento de la población árabe de Israel, los llamados palestinos de 1948, aquellos que se quedaron en territorio hebreo tras la guerra que siguió al nacimiento del Estado judío.

El pasado miércoles la guerrilla libanesa de Hezbolá, musulmana y árabe como la mayoría de los habitantes de Nazaret, lanzó dos proyectiles sobre la ciudad. Dos hermanos de 9 y 3 años murieron mientras jugaban cerca del casco antiguo. Otras 135 personas tuvieron que pasar por el hospital.

"Fue un error, no creo si quiera que puedan dirigir los objetivos de sus misiles", dice la dueña cristiana de la agencia de viajes Peregrinajes a las Tierras Bíblicas reflejando la impresión generalizada en toda la ciudad. En la pared, junto a un aluvión de estampas y crucifijos, cuelga un cartel rotundo: "Prohibido hablar de política".

El fallo de la política, esta nueva guerra, empieza a hacer mella en la economía local. En la cuna de la cristiandad, donde el arcángel San Gabriel anunció a María la llegada de Jesús y donde el 40 por ciento siguen siendo cristianos, casi todos viven del turismo. "La culpa es de Hezbolá, que son una banda de locos. El Gobierno está haciendo lo que debe, proteger a sus ciudadanos".

Pero su opinión no deja de ser minoritaria. La piadosa Nazareth simpatiza con el diablo. Fundamentalmente por su apoyo a la causa palestina. "Hezbolá es como Hamas o el Ché, un movimiento de liberación nacional", dice tras la barra de su restaurante Naif Mohammed.

La región de las Granjas de Sheba, apunta, sigue bajo ocupación israelí. Efectivamente Israel ocupa este minúsculo territorio de 14 kilómetros de largo por 3 de ancho desde la Guerra de los Seis Días (1967). Se encuentra pegado a la frontera libanesa, pero de acuerdo con Naciones Unidas su soberanía le pertenece a Siria pese a las reivindicaciones del Líbano. Hezbolá emplea este argumento para mantener su maquinaria militar y negarse a cumplir la resolución 1559 de la ONU que obliga a su desarme y al despliegue del Ejército libanés en la frontera.

Israel, por su parte, lleva 39 años sin cumplir resoluciones como la...

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