Terlenka

CorreosGuillermo Fadanelli

EL UNIVERSALDesde hace varios días he descuidado mi correo electrónico y no me pareció desacertado escribir y responder por este medio a varias personas que son cercanas a mí y que, en algunos casos, esperan algún mensaje o señal de mi parte. No me imaginen abusivo ni frívolo por dedicar mi columna a este propósito, pues cada vez que escribo un correo trato de poner atención y esmero en cada palabra expresada.

  1. ?Querida Karina. Recibí el libro que me enviaste acerca de las conversaciones entre Joseph Roth y Stefan Zweig. Más allá del mero asunto literario me incumbe y conmueve la relación que Roth tenía con su bella mujer, Friedl. En el epílogo se hace de nuevo énfasis en la enfermedad mental que ella sufría, seguramente a causa del alcoholismo, los celos y el incesante desasosiego de su marido. Roth no ganaba el dinero suficiente para afrontar los costos de la enfermedad de Friedl. Él tenía que escribir de más y trabajar duro para costear su tratamiento, ya que además de ser manirroto con el dinero, la incurable enfermedad mental de ella lo empujaba todavía más al alcoholismo y a la penuria. Simpatizo, como sabes, con la biografía de Roth, pese a llevar él una vida desgraciada. Y como te comenté algún día, comparto con este escritor el amor por el brandy y por los hoteles de paso.2.?Querida Alina. Te agradezco me hayas obsequiado las memorias de Kim Gordon (?Kim Gordon Girl In A Band?) quien, como sabes, es una artista cuya belleza y actitud me dejan absolutamente desarmado. Ella fundó la banda Sonic Youth, la cual durante los años noventa sonaba en cada fiesta que hacía yo en mi casa en la calle de San Jerónimo, en el Centro. No estoy seguro de leer el libro, pues trato de no cultivar el fanatismo a tales extremos, sin embargo, lo pondré en el lugar más notorio de mi librero junto a la autobiografía que escribió John Lydon, ?No Irish, No Blacks, No Dogs?. Como estás bien enterada, tanto Johnny Rotten como Kim Gordon forman parte fundamental de mi panteón musical.3.?Hola Yolanda. Espero hayas llegado con bien a Noruega y el festival de video danza camine por buen rumbo. En los recientes tres días he gastado más dinero del que me puedo permitir, así que me encerraré una semana en casa y sólo comeré lo que encuentre en el refrigerador. Espero que tu salud mejore allá y no te preocupes por volver pronto si el hecho mismo de regresar aquí se rebela contra tu bienestar. Recuerda que al escritor y novelista noruego...

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