Teresa Santiago (comp.), Alcances y limites de la racionalidad en el conocimiento y la sociedad.

AutorDiaz Cruz, Rodrigo
CargoResena de libro

Universidad Autónoma Metropolitana/Plaza y Valdés, México, 2000, 222 pp. (Biblioteca de Signos 2).

Me propongo hacer una lectura del libro que aquí comento desde un horizonte singular: el que me ofrece la antropología social. Una lectura impregnada sin duda de inquietudes si tomamos en cuenta las dificultades que ha tenido la antropología para vérselas con el tema de la racionalidad. Para muestra aquí va un botón. Un viejo tópico más o menos incuestionado en las diversas corrientes del pensamiento y del quehacer antropológicos ubica los actos simbólicos como opuestos a los racionales: matar una gallina y rociar con su sangre la milpa para propiciar una buena cosecha, en cuanto actos simbólicos o comunicativos, son ubicados en oposición a los actos racional-instrumentales de sembrar maíz, cuidarlo con herbicidas y abonar el cultivo. Cuando me refiero al carácter "más o menos incuestionado" de este tópico, quiero indicar que se trata de un contraste binario fuertemente arraigado que, como tal, se ha sabido constituir como un punto de partida incontrovertible de la reflexión antropológica, precondicionando la atención a veces de un modo dogmático. Y algunos contrastes binarios en el ejercicio intelectual, como bien sabemos, suscitan lamentables reduccionismos: simplifican y sacrifican complejas continuidades y contradicciones a la estética y molicie de pulcras oposiciones que, si no ciegan, por lo menos provocan cortedad en el alcance de la mirada.

Es preciso entonces ofrecer argumentos para hacer controvertible tal tópico. Una primera virtud que encuentro en el conjunto de trabajos que integran el libro Alcances y limites de la racionalidad en el conocimiento y la sociedad, que compilara la profesora Teresa Santiago, es que desde diversas perspectivas introduce serias dudas sobre la pertinencia de este tópico. Mi posición es que, al cuestionarlo, la antropología simbólica podrá ganar en potencia heurística al eliminar aquellas constricciones que sobre ella pesan por su continua referencia, en oposición --en subrayada oposición-- a una concepción particular de razón, la de la razón austera, y a su marco histórico de emergencia: el de una cultura ilustrada de tipo rigorista, como las ha denominado Carlos Pereda. (1) En otras palabras, al hacer cristalizar la dicotomía actos simbólicos/actos racionales, diversas corrientes de la antropología simbólica han reducido el ejercicio de toda razón al mero ejercicio de la razón austera. Una consecuencia indeseable de esta oposición ha sido la relocalización de los actos simbólicos ante lo que se puede denominar su índice de racionalidad: estos actos no son concebidos ni como racionales ni como irracionales, sino como no racionales. Reitero: esta atribución de los actos simbólicos como no racionales...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR