Terciopelo Azul

Crímenes no tan verdaderos

Sobre el género, las plataformas digitales atizan al fuego con nuevos hallazgos, aun con celebridades alejadas del asesinatoJosé Xavier Návar

EL UNIVERSALQuién lo hubiera dicho. Años después de que la aún mítica figura del asesino serial ocupara las planas de los diarios y diera lugar a todo tipo de especulaciones policiacas y literarias, las plataformas digitales siguen atizando al fuego con nuevos hallazgos, incluso con celebridades alejadas del asesinato.

Como hay que mantener a las reputaciones más rentables, el formato ideal que está dando buenos resultados de audiencia es la mini serie de cuatro capítulos. De ese modo, luego de los exitazos que han mitificado el crimen más allá del homicidio, una nueva veta parece ser la exploración de robos sofisticados y falsificaciones de arte, entre otras muchas malas artes.

Netflix ya probó con éxito las desviaciones de Henry Lee Lucas y Ted Bundy; ha puesto al día las perversiones homicidas del Vampiro de Sacramento (Richard Ramírez) y recientemente, las de El hijo de Sam.

Con esto se viene para abajo la teoría de que los documentales son "aburridos". Esto ha incidido para eclipsar el gusto de muchos nuevos adeptos por lo raro y escabroso de unos asuntos que no tienen, al paso del tiempo, aparente solución.

En ese sentido, como un buen archivo de las ramificaciones del mal, aún se pueden ver cosas como Genio del mal, sobre la turbia personalidad de una mente criminal, o fanatismos extremos como Wild, wild country, sobre las andanzas de la secta del gurú hindú Bhagwan.

Unabomber sobre el terrorista y asesino Ted Kaczynski, se ha vuelto una de las franquicias más rentables y vistas con películas, mini serie y...

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