Al Tercio y en los Medios/ No hay pretexto

AutorJosé Luis Ornelas

Después del ayuno taurino en la capital del país, convertido al tiempo en estiaje de figuras novilleriles, llega al fin la Temporada Chica en la Plaza México y simultáneamente en la Plaza Arroyo y en el Rancho del Charro. Tres escenarios para que los novilleros actúen y se den gusto en torear, si verdaderamente tienen la afición que presumen.

Y ante la carencia de figuras novilleriles, de las cuales tenemos que hacer un esfuerzo mental para recordar alguna que hoy esté vigente, surge la gran oportunidad para quienes sepan aprovecharla.

De buenas intenciones está lleno el camino. Todo novillero dice estar impaciente por partir plaza y demostrar que puede llegar a torero. Se dicen lo suficientemente valientes para llegar a lograrlo y que con sólo un novillo que les pongan enfrente habrán de demostrarlo.

Es indudable que así piensan, que sienten poder con sus puños y que son, cada uno de ellos, el novillero que le hace falta a México. Dicen tener afición y en su mente indudablemente así debe ser, pero la verdadera afición se demuestra y se comprueba hasta que sale el toro y si se le imponen, aunque sea sin torearles por la comprensible falta de experiencia, habrán de triunfar.

Y es que triunfar para un novillero en estas condiciones, más que cortar orejas, que de suyo ya es obligación, es quedar en la mente de los aficionados, dejar huella por su quehacer y por su desesperación, controlada y desbocada, de mostrarse con autenticidad, y valor indómito, ante sus enemigos, muchos...

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