Al Tercio y en los Medios / Lances toreros

AutorJosé Luis Ornelas

Con el disgusto reflejado en el rostro, se escondió tras el burladero mascullando su coraje. Se quedó con las banderillas en las manos, y ese era su enfado al no haber tenido la oportunidad de dejarlas sobre el morrillo del toro.

Así es la afición y el profesionalismo de Gustavo Campos, joven subalterno que se ha distinguido por su torerismo, lo mismo en la Plaza México (donde fue designado como mejor subalterno de la Temporada Grande), que en plazas pequeñas.

El domingo pasado en La Florecita, le correspondía cerrar el tercio de banderillas en el toro de Atanasio Velásquez, después de que el aspirante a banderillero Gerardo Angelino estuviera soberbio con el segundo par. Esto encastó a Gustavo y con verdadera pasión iba a dar la réplica a su compañero. Fue entonces cuando el matador Atanasio solicitó el cambio de tercio y el subalterno enardeció sigilosamente de impotencia al no poder dar la pelea en el ruedo.

Es ahí cuando el coraje de un torero como Gustavo se convierte en argumento taurino de admiración. Es el sentimiento profundo del torero cuando se asume con tal pasión.

Y en otro arrebato de torería, se fue al toro sin mirarse la ropa...

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