La tercera... ¿es la vencida?

AutorLuis Valle

El tiempo está encima y los representantes y especialistas sentencian: ahora sí debe haber una reforma energética.

Luego de dos intentos fallidos, en 1999 y el 2008, existe hoy la expectativa positiva de que en este año se apruebe la reforma.

Lo urgente, de acuerdo con los expertos, es que se permita la inversión privada en Pemex en las actividades de exploración, extracción y producción en aguas profundas, tanto en gas, petróleo y refinación, dado que la paraestatal carece de los recursos necesarios para su explotación.

La idea de la inclusión de la industria privada en Pemex se contempló en 1999, cuando por parte del Ejecutivo federal se envío una propuesta de reforma para modificar los artículos 27 y 28 de la Constitución, al ampliar la participación de los privados a la explotación y procesamiento de los hidrocarburos.

Esto incluía tanto al sector del gas como del petróleo.

Sin embargo, se dio marcha atrás a la medida ya que enfrentó al rechazo de dos partidos que sumaban mayoría en el Congreso en esa ocasión: PRD y PAN.

En el 2008 se llevó a cabo una serie de cambios en la legislación para que las empresas privadas pudieran acceder a pozos profundos como contratistas, mediante licitaciones organizadas por Pemex.

Concretamente, autorizó a Pemex a celebrar contratos de obras y servicios, lo que permitió la participación de empresas privadas en la exploración y producción del crudo; no obstante, la ley incluyó una cláusula que prohibió asignar bloques para explotación de petróleo a la IP, que evitó que el contratista fuera el dueño del espacio.

El problema fue que esos contratos se establecieron sin riesgos, por lo que, ante eventuales pérdidas en la extracción o producción nula, los privados reciben un pago aun si no hubiese ganancias para la paraestatal.

Riesgos compartidos

¿Qué dice la IP?

Los directores y presidentes de diversas cámaras empresariales coinciden en que la participación privada dentro de Pemex es esencial para proveer de capacidades técnicas y tecnológicas que la paraestatal no tiene en este momento.

Francisco Funtanet, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales, sostiene que la apertura de Pemex a la iniciativa privada en los rubros de exploración y producción tiene que ser proyectada para que Pemex trabaje con los más altos estándares de productividad.

Considera que Pemex debe actuar con los más elevados estándares de productividad a partir de un plan estratégico que le permita incorporar los adelantos tecnológicos para la exploración y explotación en aguas profundas.

De acuerdo con Alonso Ancira, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del Acero, para desarrollar económicamente al País se requiere alcanzar tarifas energéticas competitivas, que estén a la par de las de Estados Unidos y así ganar terreno en el comercio.

El dirigente empresarial se muestra confiado en que los detalles de la participación de la iniciativa privada en estos conceptos quedarán muy claros en la reforma energética, y que ésta podría quedar lista para antes de que concluya el año.

"Asegurar la autosuficiencia energética del País y la explotación racional de las reservas de hidrocarburos es lo primordial", establece Ancira.

Para Miguel Benedetto, director general de la Asociación Nacional de la Industria Petroquímica, además se debe diferenciar entre lo que es inversión privada y una privatización en Pemex.

Se necesita complementar con inversión privada la producción de la paraestatal en petróleo, gas y refinación, es decir, en petroquímica básica, precisa el directivo.

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Aunque las reservas petroleras de México son notables, la producción de crudo ha bajado en los últimos años. (Reservas posibles, probables y probadas de México, en millones de barriles de petróleo crudo...

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