Templo a Juan Diego sigue en obra negra

Astrid Rivera

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 17 (EL UNIVERSAL).- Basura, muros descarapelados y vigas sosteniendo la fachada principal es como luce el Santuario de San Juan Diego, a 15 años de la canonización de este personaje.

El 31 de julio de 2002, durante la visita del entonces papa Juan Pablo II, se canonizó a Juan Diego de Cuauhtlatoatzin, convirtiéndose así en el primer santo indígena. Sin embargo, 15 años después, el santuario dedicado a él continúa en obra negra.

La figura de San Juan Diego juega un papel central en la devoción guadalupana, ya que según la tradición católica, entre el 9 y 12 de diciembre, la Virgen de Guadalupe se le apareció cuatro veces a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, lo que dio origen al culto de esta figura.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL se observó el descuido en el que permanece el templo, ubicado sobre Insurgentes Norte y avenida Montevideo. La fachada principal con dos cúpulas y muros a los costados es la única construcción; el resto de esa obra está sin terminar.

Únicamente se observan los cimientos y la estructura con vigas sobre las cuales se deberían construir los muros del recinto; para el culto de este santo se instaló una capilla aledaña a la obra negra donde hay imágenes de San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe con sillas como las que se utilizan para el alquiler de salones de fiestas.

Sobre la calle de Ancón está la parte posterior de la construcción, se observan los cimientos, los muros laterales, las varillas y vigas sobre las cuales se montará el domo del recinto, pero también hay basura, debido a que la obra queda al descubierto.

Vecinos de la zona acusaron que el santuario es un lugar en la que se resguardan delincuentes, principalmente sobre la calle de Ancón. Indicaron que los indigentes se esconden en unos baños que hace cinco años se construyeron para los niños de la calle, los cuales actualmente son usados como espacios para drogarse o esconderse para asaltar a los transeúntes.

Alejandro Cruz, quien es vecino de la colonia Tepeyac Insurgentes desde hace más de 20 años, comentó que el santuario se encuentra "completamente abandonado", situación de la que se han aprovechado indigentes y delincuentes para esconderse y sorprender a quienes caminan por esa calle para arrebatarles sus pertenencias.

"El templo lo tienen completamente descuidado. Es sólo un foco de infección, acarrea malvivientes, delincuencia. Como la calle casi siempre está sola, hay muchos robos. Los baños que...

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