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¿Técnico?... ¡qué va!

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Vincent

Lo rudo no se le va a quitar jamás. Años, lustros, décadas pasarán, y Villano III seguirá siendo un gladiador mañoso, sucio, puerquísimo si usted quiere, pero si se mantiene oficialmente como técnico, sus artes truculentas serán festejadas a perpetuidad por su fiel afición.

Ayer, en la Arena Coliseo, al ex enmascarado de rosa le brotó la roña, y aunque la mugre despedía olor a podredumbre, a materia descompuesta, ¡qué decir!, a cadáver, la gente se fue feliz, festejando locamente por Perú, de Isabel la Católica, por esas calles bravas, su victoria sobre Apolo Dantés. Sí, el público, al menos ayer, se regodeó por la sucia victoria.

Y es que en el episodio final Villano III, aprovechando la caída accidental del réferi por un choque con Apolo, aplicó al rudo una inmisericorde, clarísima, tan real como la tinta de estas letras, patada a los genitales del rudo. Y en vez de esperar el fallo del juez, o mantenerse en la brega para dar el tiro de gracia al enemigo, se desvaneció sobre la lona y tomó jadeante sus propias zonas blandas, con un descaro incalificable, ¡como si él hubiera sido la víctima!

De Villano uno acepta todo: son años de maldades, y el que se sorprenda de su falta de deportivismo, de su incapacidad para vencer a ley, será buen aficionado al jai alai, al waterpolo o a la canica con guante, pero no a la lucha libre.

Lo que es lamentable es que la afición, tan furibunda para pedir justicia cuando se afecta a sus consentidos, ayer se vendara los ojos y mintiera al unísono cuando el réferi rogaba que se le dijera la verdad sobre hechos que por estar derribado no percibió.

"¿Quién?, ¿quién?", preguntaba al graderío el hombre de negro, desesperado al ver que ambos contendientes se revolcaban acariciando sus partes blandas.

"¡¡¡¡Apolooooooo!!!", respondió el respetable, carcajeándose de propiciar un dictamen erróneo en el impartidor de justicia. Así, con un Dantés impávido, al borde del llanto, y un Villano con unos colmillos tan largos como su naturaleza ruda, concluyó el duelo...

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