Revisiones/ Teatro y simulación: Verdad en movimiento (I)

AutorEnrique Mijares

En el teatro siempre es posible comenzar de nuevo.

En la vida eso es un mito: en nada podemos volver atrás.

En el teatro la pizarra se borra constantemente.

En el teatro, la verdad está siempre en movimiento.

Peter Brook

Al analizar las posibles nuevas perspectivas de la dramaturgia, Jaime Chabaud nos advierte, no sin justificación, que muchas veces la novedad está en lo viejo, en lo anterior, en lo antiguo, y que cuando se pretende afirmarse vanguardia se resulta sólo resucitador de otras tradiciones.

Es verdad que durante más de dos milenios los recursos dramáticos, con apenas un cambio de matiz aquí o un toque inédito allá, han continuado siendo los mismos, de modo que es posible rastrear, a lo largo y ancho de la historia del teatro, persistencias profundas disfrazadas en no pocas ocasiones de tremendos actos de subversión contra el tiempo, el espacio y la acción o contra el esquema principio, desarrollo y desenlace; supuestas rebeliones que, a la postre, no hacen sino validar el orden binario establecido, la preeminencia del conflicto entre protagonistas y antagonistas, y la correspondiente catarsis para volver a la cordura.

Así, muy a nuestro pesar, tenemos que admitir lo limitado que al cabo de los siglos es el repertorio actitudinal del hombre, quien al parecer no ha sido capaz de aprender maromas nuevas y sigue repitiendo los mismos errores, tropezando con las mismas piedras, cometiendo las mismas transgresiones, de modo que, aunque cambien el matiz, la precisión, la asiduidad, la proporción, la dinámica o la velocidad, su conducta constante ratifica la aseveración griega de un determinado e invariable número de temas que son tratados una y otra vez con similares herramientas literarias, donde la diferencia estriba en detectar una variante inédita, un giro singular, un ingrediente que los particularice, que los haga parecer recién inventados.

Enfrentado al imperativo socrático para clarificar su vocación, Peter Brook nos ofrece en "El Espacio Vacío" un muestrario minuciosamente analizado de opciones, características, artes y técnicas desarrolladas, que no son otra cosas que tendencias en función de la intencionalidad particular que persigue cada una de las personas involucradas en el proceso. Su propósito, y él se encarga de señalarlo con frecuencia en el libro, no estriba en calificar y mucho menos descalificar tales distingos, sino en enunciar tanto su existencia como su coexistencia; una coexistencia que en los años recientes se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR