Tarjetas bancarias: De todo con un... ...chip

AutorAdolfo Ortega

Antes de llegar a la oficina pasas a la estación de gasolina. Aprovechas para comprar unos cigarros en la tienda ubicada ahí mismo pero te das cuenta que andas "corto" de efectivo. Tu cara se ilumina porque has visto donde puedes obtener dinero para pagar la gasolina y los cigarros: un teléfono público.

No hay que esperar que del auricular salgan monedas o billetes, la cosa no es tan surrealista. El personaje de esta historia tendrá dinero virtual a través de una tarjeta de plástico muy parecidas a la que actualmente se usan para la telefonía pública.

Lo anterior es un proyecto que a pesar de no ser nuevo, sigue guardado en un cajón de los bancos y no ha podido lanzarse en forma masiva. Se trata de que en una misma tarjeta se puedan hacer transacciones tradicionales de crédito y débito, y otras nuevas como el monedero electrónico, usarse como identificación o programas de lealtad de tiendas comerciales.

La clave de todo esto es un microcircuito o chip electrónico incluido en la tarjeta.

Los bancos mexicanos están convencidos de las bondades de esta tecnología, pero antes de adoptarla deben encontrar el negocio que justifique la inversión de sustituir más de 30 millones de tarjetas que actualmente hay en el mercado mexicano, además de convertir la infraestructura requerida para estos servicios.

Como ejemplo, una tarjeta con banda magnética como la que hoy tiene en su bolso cuesta entre 10 y 20 pesos. Una tarjeta con un chip electrónico costaría entre 5 y 15 dólares.

Según estimaciones de la oficina de Visa International en México, este cambio significaría al menos la friolera de 150 millones de dólares que los bancos mexicanos deben invertir.

"En México falta desarrollar un gran tema: que el caso de negocio esté bien claro", confirma Mario Mello, vicepresidente de Visa International América Latina y el Caribe.

Pero esto no es todo. Las instituciones deben hacer la sustitución de sus tarjetas en forma simultánea y en el menor tiempo posible. "Si no lo hacemos", advierte Ricardo León, encargado de estos cambios en Bancomer, "los fraudes podrían venir por el banco que no lo haga".

Se refiere a que los defraudadores podrían aprovechar el proceso de cambio para falsificar la banda magnética de las tarjetas emitidas por los bancos que no las han cambiado, lo que afectaría por igual a los que ya cambiaron sus tarjetas y los que aun no lo hacen.

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