Las tardes de un palestino en la antigua Jerusalén

AutorCarla Guerrero

REFORMA / Enviada

JERUSALÉN, Israel.- Para Marwan Atteh, las tardes sin venta transcurren en un juego de cartas o en una partida de dominó. Lejos están aquellos días cuando su tienda de souvenirs estaba repleta de peregrinos que compraban mientras esperaban largas horas para entrar al Santo Sepulcro en la ciudad antigua de Jerusalén.

Ahora sólo unos cuantos turistas deambulan por las calles del barrio musulmán hasta toparse con el recinto donde según la tradición cristiana, reposó el cuerpo de Jesús después de la crucifixión.

Marwan los mira pasar, les ofrece un par de cirios para prender dentro de la tumba de Jesús. "Dos shekels la vela y 20 el rosario", dice en inglés. La transacción se realiza pero Marwan no queda satisfecho. La venta es baja.

Y es que a raíz de la segunda Intifada o movimiento palestino que estalló hace tres años, el turismo en Israel ha decaído en un 75 por ciento provocando el cierre de comercios, restaurantes y hoteles a lo largo del territorio.

Con Marwan no ha sido la excepción. Su tienda lleva 45 años y orgulloso muestra el recorte amarillento de una revista de la National Geographic donde aparece su abuelo como pionero del negocio. Eran tres los locales de la familia Atteh. Una se vendió por la baja del turismo; las otras las atiende Marwan y su papá.

"Ambos locales valen ahora hasta un millón de dólares por estar cercanos a un lugar santo. Sin embargo, no las puedo abandonar... Es tradición familiar estar aquí".

Marwan es un palestino musulmán de 28 años. Es alto, medio regordete, con piocha y viste de jeans y una playera desfajada. Habla también español aunque poco fluido.

"Estoy desde los tres años en esta tienda. He aprendido a 'leer' a los turistas y saber de dónde vienen a partir de cómo visten, y por supuesto hablarles en su idioma con tan sólo escucharlo", asegura.

Su tienda es pequeña pero surtida. En las vitrinas están los rosarios y las cruces de plata. Las velas se venden por docena y las bolsitas con Tierra Santa se solicitan. También hay libros turísticos sobre Israel, llaveros, monedas, pendientes en forma de pescado, figuras de cobre, narguilas y todo lo que el marketing religioso ha puesto a su alcance.

En días como éstos, Marwan llega a vender tan sólo rosarios y un par de crucifijos. El resto de la tarde se reúne con los dueños de comercios aledaños para jugar una partida de póker.

"Eso sí, cuando veo un turista a la redonda, abandono mi juego. El negocio es el negocio".

Por estar su lugar de...

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