EL TAPATÍO ERRANTE / Se acabó

AutorDiego Milán

En ocasiones uno no sabe por qué suceden las cosas, pero afortunadamente con paciencia y aceptando lo que pasa, el tiempo siempre pone todo en su lugar.

Ignoro si estoy tan filosófico por viejo o por la forma en la que se sucedieron las cosas el día de hoy.

Desde anoche que cenamos en Fogo de Chao y que todavía no teníamos noticias de los boletos, comenzó el sufrimiento. Hoy, más o menos por ahí de las 11:30 de la mañana, hubo una esperanza, pero ya para la 1:00 de la tarde supimos que definitivamente los boletos prometidos no se iban a conseguir. No quedó más que aceptarlo y buscar en dónde ver el partido.

Fuimos a verlo a un restaurante delicioso, pero terminando el primer tiempo nos corrieron. Sí, así como lo leen, queridos amigos, les valió madre. Cerraron cocina y barra, y que les vaya bien.

Esto parecería una terrible noticia de no ser porque la ciudad estaba paralizada viendo el juego y en escasos 14 minutos llegamos al hotel, es decir, al minuto 4 del segundo tiempo.

El resto del tiempo regular lo vimos en el hotel, si acaso éramos 9 personas en el restaurante contando a los meseros y cocineros, así es que cuando se dio el silbatazo nos fuimos a la cantina de la esquina.

Y es que Copacabana es una de las colonias más extrañas del planeta. Puedes caminar 100 metros y toparte con un hotel 5 estrellas -de 3 mil 500 dólares la noche- y al pasar te encuentras con un tianguis de baratijas, una esquina que huele mal, un restaurante de precios exorbitantes, una lavandería con roedores junto a una joyería y luego una cantina como del centro de Erongarícuaro, Michoacán, con precios accesibles e incomodísimos asientos que fue donde...

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