¿Por qué estamos de tan mal humor?

AutorZoé Robledo

Los mexicanos están de malas. Por lo menos eso dice una serie de discursos y artículos recientes. En su visita a Guadalajara el pasado 25 de abril, el presidente Enrique Peña Nieto afirmó que, a pesar de que ha leído que "hay un mal humor social (...) hay muchas razones para decir que México está avanzando". Algo parecido a lo que diez días antes dijo el secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, cuando llamó a que "dejemos el mal humor (...) la crítica sin fundamento".

¿Cómo lo saben? ¿Una bola de cristal, el tarot, conocimientos de oniromancia, o simplemente leyeron la palma de la mano de la nación? ¿Bajo el aval de qué fuentes diagnostican el encabronamiento nacional?

El humor social no es una ocurrencia dialéctica ni una muletilla retórica. Se trata de un concepto que fue creado por la agencia de investigación Nodo, dirigida por Luis Woldenberg, que durante 20 años se ha dedicado a construir un aparato metodológico para medir y entender el humor social a través de categorías que ayudan a explicar la compleja realidad mexicana. De esta forma, se obtienen vertientes y matices que definen el sentir de la población de manera científica y cuantificable.

La herramienta del humor social es una métrica con fundamentos estadísticos, psicológicos y sociológicos capaz de revelar el estado de ánimo que predomina en la sociedad. Compleja como es la realidad, así también es la reacción o aprehensión de una persona hacia el fenómeno público. El humor social captura esta volatilidad al incorporar no sólo condiciones objetivas (¿hombre o mujer?, ¿joven o viejo?, ¿gana mucho o poco?) sino también la valoración subjetiva que tiene el individuo sobre su propio proyecto de vida (¿cuáles son las expectativas de desarrollo para él o su familia? ¿Se siente o no parte de un proyecto más amplio?).

A diferencia de otros esfuerzos por tratar de revelar el "clima de opinión" por parte de encuestadores e investigadores de mercado, la medida del humor social permite la construcción de narrativas coherentes que explican el estado de ánimo social y no sólo crean un collage de respuestas aleatorias e inconexas. Es decir, el humor social abre la caja negra de la supuesta irracionalidad de los ciudadanos ("¿cómo es que los ciudadanos desaprueban a X presidente, pero consideran que la economía va mejor?") y da cuenta de ella a partir de incorporar el importante rol de las emociones y de las impresiones a largo plazo.

La sistematización de una metodología que permite medir el humor social aporta información para entender la historia reciente de México en dos momentos principales y, entre ellos, un doloroso quiebre. ¿Cuándo ocurre ese momento de quiebre? Las hipótesis han apuntado a...

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