Tambores de guerra

El 11/9 acabó de golpe con una década de optimismo. Ese día, EU vivió su experiencia más traumática desde la guerra civil. Un año después, Enrique Krauze y José Gutiérrez Vivó analizan en una conversación el riesgo de un conflicto global.

José Gutiérrez (JG): Nos encontramos con una guerra que la califica el Presidente de Estados Unidos como una "guerra permanente", algunos dirían "eterna", "en contra del terrorismo y sus enemigos". ¿Cómo interpretamos esto a la luz de la historia?

Enrique Krauze (EK): Cuando se decía que la guerra era el estado normal del hombre, cualquier persona a principios del Siglo 20 hubiese exclamado: "¡Claro, es una obviedad!", pero las generaciones de la segunda mitad del Siglo 20 estuvimos bajo el hechizo de un espejismo, el espejismo de la "Guerra Fría". La Segunda Guerra Mundial, con todas sus atrocidades, acabó en 1945, y el periodo de "Guerra Fría" duró de 1945 a 1989. Aunque en ese lapso hubo guerras (Corea, Vietnam, Centroamérica, Africa), en ninguno de esos casos el conflicto se amplió a una escala mundial, ninguno de los bloques en que se dividía el mundo "apretó el botón", aun cuando pudieron haberlo hecho en la "crisis de los misiles". La "Guerra Fría" nos ocultó la guerra de verdad, la "guerra caliente".

Luego vino un segundo espejismo, que fue el del breve periodo 1989 al 2001. Cierto, sobrevinieron muy pronto la guerra del Pérsico, la agresión de Iraq a Kuwait, los conflictos en los Balcanes, en Bosnia, Kosovo, pero eran guerras localizadas. Parecían resabios nacionalistas de otros tiempos. Durante esa última década del Siglo 20, la humanidad vivía con la satisfacción de haberse liberado de los dos sistemas más opresivos que hayan existido en la historia, primero el nazismo y luego el comunismo. Y digo opresivos no sólo por la supresión de las libertades individuales y el ahogo en las vidas económicas, sociales y culturales de los pueblos, sino por las decenas de millones de muertos que provocaron no solamente en las poblaciones adversarias, sino en las propias.

Con esos antecedentes, y con la adopción de la democracia en casi toda América Latina y Europa del Este, era natural que el Siglo 20 concluyera con una justificada nota de optimismo. El Siglo 21 llegaba con la promesa de una paz perpetua.

De pronto ocurre el 11 de septiembre. Es una declaración de guerra contra Estados Unidos y, en parte también, contra el Occidente moderno y judeocristiano. No lo declara un Estado, sino un grupo poderoso y secreto con ramificaciones en muchos países. La respuesta fue la guerra en Afganistán y la caída del régimen talibán, pero la organización Al-Qaeda parece estar más o menos intacta. Esa guerra fue el primer capítulo de un ciclo. Desafortunadamente, todo parece indicar que seguirán nuevos capítulos. Hay un peligro cierto de guerra global, muchos focos de alerta roja en el planeta: India y Paquistán, Medio Oriente y ahora, sobre todo, Iraq.

JG: El Presidente de Estados Unidos y su equipo "duro" la han calificado como una "guerra sin fin", una guerra permanente contra del terrorismo. ¿Estamos en la puerta del terrorismo globalizado?

EK: Sí, y es muy difícil suprimirlo. Creo que hay un paralelo con el problema de las drogas, con el agravante que el problema de las drogas, al menos en teoría, podría resolverse en el aspecto económico, legalizándolas. Pero el terrorismo llegó para quedarse. La figura del terrorista ha estado en la historia desde hace muchos años. Los...

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