Rebanadas/ En la taberna del león

AutorCony de Lantal

A principios de semana me fui a comer con mi amiga la italiana. En esta ocasión nos quedamos de ver en La Taberna del León ubicada en Plaza Loreto, donde fuera la casa principal de la fábrica de papel Loreto y Peña Pobre.

Con su ya tradicional ambiente de pisos de madera, murales pintados y vitrales que a medio día dejan entrar una luz muy cálida, dan a la cocina mexicana de la chef Mónica Patiño un marco ideal para sus platillos.

La carta cuenta con algunas opciones para picar como carpaccios, el Harry's bar o, el cantina con chile manzano y yerbabuena fresca, los dos de 86 pesos, tostadas de tinga de 59 pesos, pato deshuesado para taquear de 90 pesos, entre otros.

Nosotras nos fuimos por unas tostaditas de pulpa de jaiba de 37 cada una, las cuales resultaron muy ricas, éstas te las ofrecen en un mini menú aparte, el cual incluye mariscos frescos.

El menú principal, también cuenta con las secciones de entradas, frías y calientes, pescados y mariscos, carnes y aves, y un agregado sólo por temporada en el que incluye lo mejor del año.

Influida por el siempre amable capitán Oscar González yo me incliné por los ostiones a las brasas de 114 pesos, que vienen en su concha y con una salsa cremosa que les da un sabor muy especial.

Mi amiga, por la tradicional ensalada de hortaliza con queso de cabra y avellanas tostadas.

Por cierto que La Taberna presume que sus hortalizas son cultivadas orgánicamente y regadas con agua de manantial; será el sereno, el aderezo o el ambiente pero la ensalada no tiene abuela (perdón).

No está por demás comentar que todo esto, acompañado por unos panecillos surtidos de la casa con una mantequilla de primera y un vino chileno Cousiño Macul antiguas reservas del 99 de 300 pesos, que estaba tal como lo imaginé: ligero pero con un aroma y sabor redondo, ideal para disfrutar con mi amiga una larga y sabrosa plática.

Como plato fuerte nos decidimos, mi amiga haciendo honor a su patria, por una pechuga de pollo a la parrilla con portobello y pesto de hierbas frescas de 142 pesos, en el que de. nitivamente le robaba sabor el hongo al pollo, aun así, fue de su agrado.

Yo me animé por la costilla de ternera a la bordalesa de 260 pesos, con miedo a no acabármela, pero en fin, sí me la terminé, pues no es exagerado su tamaño y su punto de cocimiento era correcto.

Para terminar y con la conciencia de los kilos en contra, compartimos un rico postre acompañado de un americano y un capuchino, cafés obviamente, no me mal interpreten...

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