Tabaco: La cortina de humo (I)

AutorLorea Canales

Primera de dos partes

La compañía cigarrera estadounidense Phillip Morris llevó a cabo durante años una estrategia mundial, muy marcadamente en Latinoamérica, de encubrimiento y desinformación, edificó una cortina de humo para opacar la creciente evidencia científica que demostraba que fumar provoca cáncer y otros estragos a la salud y obstruir que los legisladores de los diversos países instauraran leyes antitabaco.

Estrategias ideadas por agencias de relaciones públicas y comunicación transnacionales, campañas ejecutadas, recursos y políticas utilizados para revertir la información y contrarrestar el rechazo de gobiernos y población al consumo de cigarrillos fueron descubiertas por una investigación de REFORMAen miles de documentos que dan cuenta de ello.

La documentación -que en su momento fue confidencial- utilizada en los litigios antitabaco que Phillip Morris (PM) ha tenido que enfrentar en Estados Unidos fue puesta en Internet desde el 30 de septiembre de 1999, atendiendo a una orden judicial desprendida del "acuerdo maestro entre tabacaleras y los estados" (del vecino país). En conjunto, los documentos suman 26 millones de folios.

Las campañas, orquestadas por la oficina de relaciones públicas Burston Marsteller, la agencia de publicidad Leo Brunett y el bufete legal Covinton and Burling -las tres empresas transnacionales-, incluyeron el pago a científicos para que, con artículos escritos por ellos, revirtieran información sobre el cáncer que genera el humo secundario.

Otras líneas de acciones incluidas en las estrategias pagadas por PM fueron un pacto entre agencias de publicidad de América Latina para intentar impedir la creación de reglamentos que restringían la propaganda de cigarrillos, y la formación de grupos de fumadores que defendieran sus derechos como consumidores.

Respecto a esto, Cathaleen Lieber, vicepresidenta de asuntos corporativos de PM, opina en entrevista con este diario: "Uno de los resultados más importantes del acuerdo entre los estados fue que la industria del tabaco se dio cuenta que debemos escuchar con más cuidado a nuestros críticos y a la sociedad. Fue una llamada de atención para la industria".

Uno de los documentos revela que, en enero de 1992, Burston Marsteller -empresa de relaciones públicas que el año pasado facturó, según su propia página de Internet, 258 millones de dólares- impartió una conferencia secreta a gente de PM, en la que subrayaba la estrategia corporativa de encubrimiento de información en América Latina.

Como objetivo principal, Burston Marsteller planteaba en esa conferencia combatir la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque "ejerce considerable influencia en las políticas de salud de la región, promueve legislación antitabaco, y financia campañas anticigarrillo.

"Por supuesto, nuestro objetivo principal es prevenir que haya legislación que prohíba fumar en lugares públicos". En la conferencia, Burston Marsteller precisó la estrategia de convencer al consumidor que la evidencia científica no demuestra que el humo de segunda mano cause cáncer: "Antes se atacaba al fumador por el daño que él mismo se ocasionaba, hoy se le culpa por el daño que causa a otros", se lee en el reporte.

Tan sólo en 1994, PM gastó 500 mil dólares para pagar a médicos de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala y Venezuela para que publicaran información que negaba los efectos cancerígenos del humo secundario. Así lo evidencian las cartas a PM de Covinton...

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