En Swissair, falló la precisión suiza

AutorDaniel Michaels y Roger Thurow

Redactores de The Wall Street Journal

ZURICH - El desplome financiero de Swissair dejó varados a miles de pasajeros, con boletos prácticamente inservibles, impidiendo incluso que dos de sus aviones despegaran del aeropuerto de Londres. Tras todos esos problemas, y gracias a la ayuda oficial, el jueves la aerolínea consiguió volver a volar.

La hecatombe puede haberse debido a algo muy poco suizo: la mala gestión.

Ultimamente, la empresa, que transportaba a fabricantes de relojes de precisión tenía demasiadas demoras; la aerolínea en la que viajaban los banqueros suizos no podía pagar sus facturas; la empresa en la que viajaban los funcionarios de la Cruz Roja y personal de ayuda para innumerables catástrofes acabó convirtiéndose en un desastre ella misma. El desplome en el tráfico aéreo tras el 11 de septiembre llevó a Swissair al borde del precipicio, pero lo cierto es que la firma ya había estado coqueteando durante meses con el colapso total.

El lunes, los principales ejecutivos de UBS AG, Credit Suisse Group y Swissair Group anunciaron un plan para que la empresa se acogiera a las leyes de protección por bancarrota, y para reconstruir Swissair alrededor de la aerolínea regional Crossair, que ahora realiza sobre todo vuelos cortos en pequeños aviones. Para lograr eso, los bancos compraron el 70,4% de Swissair en Crossair por US$160,6 millones basándose en el cierre de la acción el viernes en Zurich. Pero cuando el pago no llegó a la cuenta de Swissair el martes, la aerolínea dejó en tierra a sus aviones y a sus pasajeros en la estacada.

Por suerte, el gobierno suizo le echó una mano el miércoles, al concederle un crédito por US$276,6 millones lo que permitió que la empresa reiniciase los vuelos el jueves. Como otras muchas compañías en ese pequeño país, Swissair logró transformarse en una firma global. Pero su ex presidente ejecutivo, Philippe Bruggisser, construyó un imperio en sólo cuatro años, amasando una deuda de unos US$10.486 millones.

El directorio de Swissair lo despidió en enero, abandonó las estrategias de expansión que él había diseñado e incorporó al directorio a Mario Corti, un director general de finanzas de Nestlé, con el propósito de tratar de arreglar las cosas. Corti se vio pronto desbordado por los problemas de Swissair.

Si nos remontamos a principios de los 90, nos encontramos con que Bruggisser vislumbró dos posibilidades para Swissair: o la devoraba la competencia o salía a competir de igual a igual con otros...

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