Susurros de esperanza

People Weekly Magazine

Que nunca se diga que Christopher Reeve no sabe cómo entretener a una audiencia. Cuando se encontraba en Nueva Orleans para ofrecer un discurso en una conferencia de neurociencia en noviembre del 2000, Reeve saludó a su doctor, John McDonald, abajo del escenario y después hizo una pausa dramática. "Le dije: 'Deseo mostrarle algo que podría parecerle interesante'", recuerda Reeve. Mientras McDonald lo veía asombrado, el actor lentamente, levantó de manera deliberada la punta de su dedo índice izquierdo. "Ustedes habrían pensado", comenta Reeve, "que había caminado sobre el agua".

O -¿nos atrevemos a decirlo?- brincado un alto edificio de un solo salto. Reeve hace muecas al escuchar referencias de Superman, pero su sorprendente progreso hace difícil no pensar en el papel que lo lanzó a la fama en 1978. Desde que salió disparado de cabeza de un caballo en 1995, Reeve ha estado paralizado de los hombros para abajo y dependiente de un ventilador para tomar casi cada respiro.

Al momento del accidente, los doctores pronosticaron que nunca volvería a respirar por sí solo ni recobraría ninguna habilidad motora. Pero ahora, como revela en su nuevo libro "Nothing is Impossible: Reflections on a New Life" (Nada es Imposible: Reflexiones sobre una Nueva Vida) así como en un documental que se transmitió ayer en la cadena ABC, puede mover los dedos de los pies, levantar su mano derecha 90 grados y sentarse (aunque algo encorvado) sobre el borde de una mesa durante 30 minutos.

Además, puede respirar independientemente hasta 90 minutos seguidos y distinguir entre caliente y frío, y afilado y chato en gran parte de su cuerpo. Lo mejor de todo es que puede sentir los abrazos que recibe de su esposa Dana, actriz de 41 años de edad, de su hijo Will, de 10, y de los hijos que Reeve procreó con su ex novia Gae Exton, Matthew, de 22 años (quien filmó el documental), y Alexandra, de 18 (alumna de segundo año de la Universidad de Yale).

"No le he podido dar un abrazo a Will desde que él tenía 2 años", se lamenta Reeve, quien cumplirá 50 años el 25 de septiembre. "Pero ahora si se acerca y coloca su mano sobre la mía, siento completamente como solía hacerlo. El poder sentir hasta el contacto más leve es realmente un regalo".

Un regalo efectivamente. ¿Pero es el primer paso hacia una recuperación total? Incluso el Dr. McDonald -director médico del Programa de Lesiones de la Médula Espinal en la Facultad de Medicina de la Universidad de...

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