Supercherías y errores cervantinos

AutorFrancisco A. de Icaza

Francisco A. de Icaza (1863-1925), mexicano que eligió ser español hasta convertirse en figura central de la literatura española de hace un siglo, fue también un connotado cervantista, autor de El Quijote durante tres siglos y de las en su día célebres Supercherías y errores cervantinos puestos en claro (Madrid, 1917). De este último libro, un simpático e instructivo esfuerzo por limpiar al Quijote de toda la hojarasca culterana, esotérica y pseudoerudita que lo rodeaba,hemos seleccionado el primer capítulo, que narra los equívocos que rodearon la supuesta llegada del primer ejemplar del Quijote a la Nueva España. (CDM)

Una Superchería Manifiesta

De cómo fue a América el primer ejemplar del Quijote

Cuenta González Obregón, en su libro México viejo y anecdótico, que fue Mateo Alemán, al pasar a Indias en 1608, quien llevó consigo el primer ejemplar del Quijote que se conoció en Nueva España, y refiere a ese propósito, como en casa de un amigo, cuyo nombre calla, dio con cierto manuscrito, apolillado e incompleto, en el que constaba la curiosa noticia. Añade la más peregrina aún, de que, al llegar a Veracruz, fue decomisado el libro por la Inquisición de Flotas, incluyéndolo entre los prohibidos en América por ser de historia fingida y fabulosa, y que habríalo perdido Alemán, a no haber venido en su auxilio nada menos que el arzobispo fray García Guerra, quien pasaba también entonces a México, para hacerse cargo de su diócesis. Intervino el prelado -agrega- y por su recomendación y valimiento volvió el libro a manos del autor de Guzmán de Alfarache.

Si documentalmente no pudiera probarse la falsedad de esa serie de invenciones novelescas -pues existen en el Archivo General de Indias los asientos de ida de naos, relativos a 1605, y en ellos las constancias que han sido trasladadas y publicadas varias veces, del envío, ese año, de muchos libros del Ingenioso hidalgo destinados a Clemente Valdés, vecino de México- bastaría la descripción del manuscrito, en que se dice está consignado el suceso, para denunciar, al menos práctico en estos asuntos, la superchería del relato. Bien vale la pena de comentarlo, pues pudiera creerse que, si no el primer ejemplar, uno de los primeros de los llevados a América fue el de las supuestas andanzas.

Consígnase el caso -según el propio señor Obregón- en el libro más inverosímil que jamás pudo verse: es un registro de obras decomisadas por la Inquisición de Flotas del puerto de Veracruz, desde 1601 a 1610, en el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR