Superávit y estabilidad, ¿para qué?

AutorHilario Barcelata Chávez
Páginas196-197
La Economía Mexicana. Crisis y reforma.
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Hilario Barcelata Chávez
196
podrán cumplir con el compromiso que significa reintegrar ese capital al gobierno que
no sea con acciones de la empresa.
En el caso de la elevación de las tasas de interés de fines del año pasado que desbocó
la presencia de las carteras vencidas y la pérdida del patrimonio de mucha gente y por
ello la debacle empresarial y familiar.
En ese caso, como en éste de la inminente quiebra del sistema financiero nacional
surgió como necesaria y casi como medida de justicia la necesidad de intervención del
gobierno para salvar la situación.
Por desgracia en el primer caso, a pesar del clamor de la sociedad el gobierno pudo
hacer poco porque no podía intervenir para aplicar justicia en un juego comercial
injusto al que él dio legalidad.
Por fortuna para el país en el segundo caso sí pudo intervenir pues la catástrofe
financiera que hubiera ocasionado la quiebra de los bancos hubiese acabado con lo
poco que aún queda en pie en el país.
Si los bancos no se hubiesen reprivatizado tal vez no hubiera sucedido ninguno de
ambos eventos. Y, por tanto, tampoco hubieran sido necesarias estas medidas de
emergencia.
Las cosas no fueron así, pero vale la pena aprender de esta lección y reflexionar
acerca de en manos de quién está más seguro el futuro del país en materia bancaria.
Del Estado o de los empresarios privados.
SUPERÁVIT Y ESTABILIDAD, ¿PARA QUÉ? 24 de agosto de 1995
El Plan de Ajuste con el que el actual gobierno de nuestro país ha tratado de solucionar
la crisis financiera ha sido, por lo menos, injusto, inequitativo, contradictorio y
equivocado.
Injusto porque ha propiciado una peligrosísima caída del bienestar de toda la población
y ha puesto en riesgo la viabilidad del conjunto de la economía nacional.
Inequitativo porque ha repartido el costo de la crisis de una manera desproporcionada:
a quienes, económicamente, menos tienen y menos culpa tuvieron de la debacle
económica les tocó pagar más que aquellos que más tienen, y que, en todo caso, han
sido los beneficiarios de la política económica aplicada en los últimos años.
Contradictoria, porque trata de solucionar un problema de contracción económica, con
más contracción económica.
Equivocada, porque intenta atacar las causas coyunturales de la crisis, pero no las
estructurales. Cualquier éxito que logre el gobierno será más o menos efímero. Tarde o
temprano, de no corregirse los desequilibrios estructurales, una nueva crisis azotará al
país.
Veamos cómo estas "cualidades" se expresan y entremezclan.
El eje sobre el cual ha girado el ajuste económico está conformado por una reducción
del gasto público, un incremento de tasas impositivas, incremento de las tasas de
interés, contracción monetaria y contracción del crédito.
Como resultado, el gobierno puede hoy ufanarse de haber alcanzado, durante el primer
semestre del año, un superávit fiscal superior a 51 mil millones de nuevos pesos
(mnp).(El Financiero. Agosto 15,1995.) Ello, desde luego, se logró gracias a la brutal
contracción del gasto público. Ya que a pesar de que las tasas impositivas se
incrementaron, la profunda contracción económica propiciada por el plan de ajuste,
provocó una caída muy importante en los ingresos tributarios del gobierno. Estos
ingresos se redujeron en un 17%. La contradicción absoluta.

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