Supera el dolor con risas

AutorRodolfo G. Zubieta

Volverse adicto a la heroína a los 12 años, coleccionar asaltos a mano armada en su adolescencia y pasar varios años en las prisiones más peligrosas de Estados Unidos son experiencias que Danny Trejo recuerda hoy con humor, y todo gracias a que tiene sangre mexicana.

"El humor, la risa, así es como sobrevivimos los mexicanos. En prisión, siempre tienes muy buen humor. Uno muy enfermo, pero lo tienes. Y debes mantenerlo a flote porque si no te vuelves loco, debes luchar contra ti mismo para no caer en la locura", comparte en entrevista exclusiva.

"Cuando estaba en la celda de aislamiento, solía actuar escenas de El Mago de Oz. Recreaba El Jorobado de Notre Dame en mi celda, solo. Es una forma de controlar tu insanidad. El problema de la prisión es que puedes pasar del humor a matar a alguien en un instante".

Ese oscuro pasado, lo relata en primera persona en el documental Prisionero Número Uno: El Ascenso de Danny Trejo, donde explica cómo pasó de ser un criminal convicto a un actor muy querido en Hollywood, en donde ha trabajado en más de 400 películas.

"He podido interpretar todos los personajes. Amo lo que hago y para mí, este es mi trabajo (la actuación). Es como si fuera un pintor: si me piden que pinte una casa, lo hago, pero 'esto es lo que te cobraré'. Para mí esto es sobre el dinero", admite sin tapujos.

"Sé que los actores me odian cuando digo que lo hago por lo económico, pero no me metí en esto para ser actor, me metí porque me pagaban 50 dólares por ser un extra en una película".

Aquella cinta que cambió su vida fue Runaway Train (1985), donde además mostró sus habilidades como campeón de boxeo, adquiridas en la Prisión Estatal de San Quentin, en California, mismas que enseñó al protagonista del filme, Eric Roberts.

"Al inicio yo era el 'Preso No. 1', 'Cholo No. 1', 'Vato Malo No.1'... Así los primeros cinco años. ¡Pero estaba ganando 320 dólares al día! Estaba feliz de ser 'Cholo No. 1' todo el día", recuerda Trejo, de 76 años.

"La primera vez que me entrevistaron, una jovencita me preguntó: '¿no sientes que estás siendo encasillado?'. Le dije: '¿de qué?'. 'Pues es que...

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