Se sumergen en una tradición

AutorMinerva Flores

Todo inició en 1950, cuando trabajaba con Luis El Güero de la Torre en un puesto detrás del Templo de San Francisco, cercano al restaurante La Alemana, sobre la Calle Miguel Blanco, en el Centro Histórico de Guadalajara.

Ahí, Ignacio Saldaña González, a sus 17 años, molía el chile para las tortas que su patrón preparaba.

El Güero heredó la receta de las salsas de su padre, quien también tenía un negocio de tortas de carnitas cerca del templo.

El papá de El Güero vendía sus tortitas, y resulta que no eran como estas. Un día llega un cliente y le dice "déme una torta", el papá de El Güero le dice "con mucho chile o poquito"; el cliente le dice "con poco chile".

"Ándele que esta persona se le cae a la salsa la torta, y dice 'la torta se ahogó', y de ahí que el papá de El Güero dice 'le voy a poner tortas ahogadas a mis tortas'", relata.

Con El Güero también trabajaba Carlos, hermano mayor de Ignacio.

Pero el 15 de agosto de 1953 corrieron a Ignacio, así que él decidió ir a vender tacos cerca de la Calzada Independencia y la Calle Madero; luego de un tiempo, su hermano corrió con la misma suerte.

"Yo me fui a vender tacos a la calle, ahí seguía trabajando un hermano mío (Carlos) y también lo corrió, porque no le llevó rápido unas carnitas porque se le ponchó una llanta de la bicicleta donde llevaba las carnitas", dice.

Entonces, Carlos empezó a vender tortas ahogadas, e Ignacio se unió a él un poco después. Así, desde hace cinco décadas conserva el negocio de tortas ahogadas que su hermano decidió bautizar con el nombre de El Güerito, porque así le decían.

"Empezamos en la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR