Suman casi 4 mil años centenarios de Jalisco

AutorGalia García

'Yo era represumida'

¿Quién dijo que la vanidad tiene edad? No para doña Rebeca Tezcucano de Casasola, la mayor de todos los asistentes, con 105 años que no representa y que oculta en una sonrisa y un vestido verde.

A principios de siglo, cuando la mujer por lo general se quedaba en su casa doña Rebeca trabajaba en el periódico El Demócrata como asistente del administrador, entonces estaba en sus 20.

"Era yo muy aplicada, a mi edad les llamaba la atención, el Senador dueño del periódico un día va y dice a mi jefe 'vamos a hacer una kermesse, vamos a poner un puesto grande bonito, vamos a vender el confeti, pero ¿cómo haremos?", platica doña Rebeca llena de emoción.

"Un puesto morisco, de moras, yo sé donde alquilan los trajes propios para eso, dijo el dirigente, un puesto muy bonito en el que la señorita Rebeca luzca sus ojos, y ahora les digo a mis hijas ¿y dónde quedaron mis ojos?".

Le brillan los ojos cuando lo cuenta, que aunque dice que ya no los tiene como antes alcanzó a ver una letra de más que llevaba escrito su apellido en el reconocimiento que le entregaron.

Platica que se casó a los 27 años con uno de los fotógrafos Casasola, de los archivos a quien conoció en el periódico. Regresa a la anécdota de la kermesse.

"Eso de la kermesse qué cosa tan preciosa, yo tenía los ojos verdes", recuerda, "el traje más hermoso que usted pueda ver me alquilaron, era yo en medio y dos de cada lado, pero mi vestido era preciosísimo, con decirle, así (mientras mueve la mano en lugar de muchos) estaban los fotógrafos retratándome".

No era muy común que entonces las mujeres trabajara, dice doña Rebeca, ella llegó a su empleo aunque su papá se negaba porque faltaba una empleada.

"De joven era yo represumida".

Todavía monta a caballo

Camina con dificultad, por eso hace los mandados a caballo...

"Ya andar no puedo, pero a caballo sí puedo andar, a caballo sí", dice don Francisco Vázquez.

"En el rancho vivo, ya trabajar ya no, pero vivo en el rancho y para hacer algún mandadito necesito subirme en la bestia y así sí puedo caminar cuatro, cinco kilómetros y a pie no, un ratito y luego me canso".

La modernidad de su andador contrasta con su sombrero de ala ancha y con los 102 años que está por cumplir el próximo octubre, el 10 para ser exactos, una fecha que no olvida.

"Pues los que Dios me dé licencia, es que le voy a decir, uno pone y Dios dispone", responde cuando se le pregunta cuántos años más quiere cumplir.

"Me he sacado yo el triunfo ahí en el...

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