Y desde Suiza...

AutorHugo Hernández

Ante la superproducción lechera de las famosas vacas helvéticas, la golosa industria chocolatera y la megalavandería bancaria, la industria cinematográfica en Suiza se ubica apenas en los territorios de la pequeña empresa. Sin embargo en este rico país la pobreza parece pulcramente desterrada y en su "pequeñez" genera una cantidad más que decente de películas; la calidad no es espectacular, pero sí bastante respetable.

En Suiza, a finales de los años 60 y principios de los 70 se gestó un original movimiento vanguardista, en el que figuraba gente como Daniel Schmid; en Ginebra apareció el famoso "grupo de los cinco", encabezado por Alain Tanner. La libertad de sus películas llamó la atención de la gente de cine, y pronto se ganaron un espacio sobre todo por sus virtudes cinematográficas, pero también por los escándalos que de vez en vez suscitaban.

En adelante no han aparecido movimientos de similar solidez, pero vale la pena mencionar que a lo largo de su existencia, la cinematografía suiza ha mostrado un particular interés por el documental, género tanto o más frecuentado que la ficción. No es raro, pues, que en la muestra que la Muestra le dedica casi la mitad de los títulos sean precisamente documentales.

El programa ofrece un sano balance entre géneros y generaciones... Beresina (Beresina oder die Letzten tage der Schwiez, 1999) es el más reciente largometraje de Daniel Schmid. En tono de comedia, la cinta registra las desventuras de una "call girl" rusa que es engañada y "abusada" por todos: en su afán de conseguir la nacionalidad, prodiga favores más allá de los propios de su oficio, sin ver resultados concretos. Pero su venganza es tan terrible como divertida. Beresina es considerada una de las mejores películas suizas de los últimos tiempos.

Clandestinos (Clandestins, 1997) es la ópera prima de Nicolas Wadimoff y Denis Chouinard. Relata la historia de un grupo de gente de origen diverso que se embarca de manera clandestina desde un puerto del norte de Europa con rumbo a Canadá. La travesía es difícil, pues escasea agua y alimento. Además, las cosas empeoran con la ocasional deriva del barco, y cuando finalmente llegan a su destino se les impide desembarcar. Clandestinos muestra cómo aun en el primer mundo existe aún algo de conciencia.

F. es un Cerdo (F. est un Salaud, 1998) es el segundo largometraje de Marcel Gisler, quien desde su primer película ya había mostrado particular interés por la homosexualidad como temática. Ahora...

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