Sugerencias del gourmet / Un viaje al Japón

AutorG.L. Othón

Japón, milenario y espectacular país, que ha fascinado al mundo por su cultura, liderazgo y tradición, ha logrado orientar su espíritu a su cocina, y degustarla es ponerse en contacto con su misterio, rito y sabor.

En el Centro Comercial 401 está el Kampai y nos preguntamos si sería capaz de vencer ese reto de recrear en la mesa al Japón.

Muy acogedor y bien presentado, el local ofrece a la vista numerosos detalles de la cultura nipona, y mucho se agradece la buena capacitación de sus meseros: son aliados indispensables para elegir qué platillo nos mostrará los alcances de la comida japonesa.

El ataque de las entradas es tan notable, que te lo decimos en serio: puedes quedarte degustando sólo eso y salir sin probar platillo principal.

El Baby Squid, calamares rellenos de cangrejo y masago (caviar japonés) con ajonjolí y salsa de anguila, servido en una cama de tiras de pepino; de gusto delicado y muy fino sabor, lo dulce de la salsa de anguila matiza lo saladito del masago y entrega una entrada deliciosamente genial.

Los sashimis son obligados, pero pide el de hamachi (pez cola amarilla) malamente confundido con atún, para que degustes su particular textura y veteado leve de grasa. Viene en salsa ponzu (vinagreta de cítricos y salsa de soya), a la que le ponen rodajas de serrano. Extraordinario.

Para no disturbar tan finos toques en las papilas, te recomendamos un Riesling, vino blanco alemán disponible por copeo. Garantizado que tratará muy bien a las dos entradas anteriores.

Cabe aclarar que nos resistimos a los cortes, y eso que hay picaña, rib eye y filetes, incluso en sal kosher y balsámico; igualmente a los teppanyakis, variaditos y atractivos.

Por supuesto sirven rollos frescos, capeados y empanizados, arroz, sopas, ensaladas y hasta platillos para niños, pero nos fuimos directo a los platos fuertes: un teriyaki y un Delicias del Mar.

Ambos platillos estuvieron buenos, pero ni siquiera el Delicias con sus camarones, calamar, pulpo y salmón logró mantener (o superar) el nivel establecido por las entradas.

Hasta la música subió demasiado el volumen y se nos apagó un poco el tono japonés.

Intentamos volver a entonar con un té Forte Sencha y un sake; si pides el de la casa se tratará de uno muy poco alcohólico, y respetan el canon: te...

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