Sugerencias del gourmet / Simpática y bien cuidada

AutorG.L. Othón

Así se llega a un diminuto local localizado en una esquina donde la colonia Roma casi pierde su nombre. Los muros son barras, una de ellas tiene columpios, y ambas cuentan con muchos enchufes para cualquier emergencia electrónica.

El santo no oficial Malverde cuida lo que sucede desde lo alto en su pequeño altar. Está también en otro extremo, una imagen de la Virgen de Guadalupe. Aquí no se escatiman recursos.

Las lámparas son coladeras de plástico de mercado; el ambiente es relajado y de buen humor.

La carta con propuestas de bebidas es larga. Dominan los mezcales, pero se elige el Mojito guapachoso ($85.00). Es preparado de la manera tradicional, tiene el agregado de una buena porción de frutos rojos que se maceran con un ron orgánico oaxaqueño que se deja beber con mucha facilidad. Un buen inicio.

Llega una cazuelita de Frijoles de la guapa ($38.00), son ayocotes o frijoles oscuros de gran tamaño. Están cocidos a la perfección y se acompañan con queso ranchero, crema y cilantro. Podrían estar más caldosos pero realmente son una delicia.

Por otra parte, los Tacos de camarón ($68.00) están hechos con tortilla de harina y acompañados con mayonesa picante y ensalada de col. Muy bien servidos, resalta una nota de ajo y chiles.

A la mesa están cuatro platitos de barro con salsas. Una de ellas es sumamente deliciosa, está hecha a base de chile morita y flor de jamaica. Buena combinación también resulta ser la de maracuyá y habanero.

El gourmet siente gran orgullo por haber descubierto la mejor respuesta a los embates de las fiestas navideñas. Sin importar qué tan graves sean, no hay como el Bajo del mar (98.00).

Es una deliciosa birria de mariscos. El caldo es espeso, color obscuro y brilla con sabor. Tiene suficiente picante para despertar a los comensales sin llegar a las agresiones. Se sienten chiles secos y especias bailando entre aros de calamar y trocitos de pescado. Está servida en un plato profundo de los que se encuentran por los mercados y acompañado con la herramienta perfecta para la ocasión: una cuchara de peltre...

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