Sugerencias del gourmet / Matices de Italia

AutorG.L. Othón

Al sur de la Ciudad, uno de los restaurantes que se han mantenido a lo largo del tiempo es la Trattoría della Casa Nova, esto se debe al esfuerzo de la propietaria Adriana Casanova y de su equipo de colaboradores. La entrada al lugar tiene ese golpe extraordinario del "olor de la panadería", casi como poema de López Velarde. El olfato se colma con la presencia de esos aromas que de inmediato abren el apetito. Luego se accede a un espacio amplio, decorado con sencillez, nada que resulte demasiado folclórico, elementos que hablan de la Roma antigua y de tiempos más presentes.

Por lo pronto, para empezar unos Espárragos Casa Nova ($165.00) preparados con vinagre balsámico, prosciutto y huevo poché. El sabor es bueno, pues el huevo tiene la capacidad de equilibrar el toque poderoso del embutido y del vinagre. La única sugerencia es que los espárragos sean 'baby', más tiernos y sabrosos, que los servidos en esta ocasión. En este caso están un poco duros, también es un problema del cocimiento, se les han pasado ligeramente.

Mejoran las cosas con una Ensalada de arúgula ($145.00) que además trae lechugas mixtas, arándanos secos, mandarina en gajos y un adorno de queso de cabra. La propuesta es de matices fuertes, desde la arúgula hasta algunas lechugas, todo esto desplegado a través de lo agridulce de los arándanos y del cítrico. En verdad muy buena.

De las sopas se elige la de Poro al gruyère ($89.00), que deriva de una receta florentina. La textura es adecuada y se come con indudable apetito. Se le había solicitado al mesero que los comensales deseábamos compartirla. El hombre llega con cara compungida y aclara que: "según las políticas del restaurante, eso es imposible". Ni siquiera existía la posibilidad de traer dos cartas firmadas por el presidente electo, ni otra de Benedicto XVI. Sólo era impensable compartir la sopa. Entonces el gourmet recurre a la sabiduría de lo elemental: pide otro plato y, con los malabares suficientes, el alimento de poro queda repartido, ante el estupor del muchacho que encontraba esa solución como un desacato a la autoridad patronal.

El vino elegido es parte de la joven tradición de la enología nacional: un tinto Murmullo 2009 ($595.00), que concilia las uvas Petite Sirah en un 25 por ciento con el resto de Barbera. El resultado es un caldo de gran equilibrio con un suave olor a fresa. Otro de esos vinos...

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