Sugerencias del gourmet / Cumplen con su faena

AutorG.L. Othón

Veintinueve años de mantenerse en el gusto del comensal es un tiempo muy considerable para un restaurante, y todo lo que hay detrás de ese esfuerzo es una verdadera faena. Precisamente lleva ese nombre, La Faena, a donde llegamos en plena Avenida Pablo Livas, en Ciudad Guadalupe.

De amplio estacionamiento, buenos acabados y mobiliario funcional, notarás que habrá mucho ambiente juvenil ya de noche, pero nosotros nos concentramos en ambiente familiar a horas de comida.

Para elegir entrada siempre es recomendable la que lleva el nombre de la casa, del chef o de algo emblemático: por ello comenzamos con la Botana del Matador.

Se trata de una vistosa cazuela al centro con cuatro tazones simétricos, igual de barro, que vienen respectivamente con chiles güeros rellenos, de crujiente empanizado; ceviche muy fresco, nada ácido y con sus tostadas; grandes aros de cebolla empanizados sentados en ensalada; y los Nachos la Faena, quizá demasiado simples contra sus tres compañeros de cazuela.

Ya entrando en materia, el menú destaca sus cortes y parrilladas, pero propone pescados, 9 platillos con camarones, 3 molcajetes, caldos, tostadas, tacos, filetes, 3 especialidades y hasta guisos regionales.

Cuando vemos un menú amplio nos agrada mucho el que se atrevan a la variedad, pero eso significa que aumenta la dificultad para quedar bien con todo, y comenzamos cautos con los Tacos de Pescado La Faena y pues simplemente cumplieron, sin que destacara más que su buen empanizado.

Dimos la oportunidad de lucirse ya con una especialidad: la Mariscada, que de nuevo no nos ofreció grata sorpresa, si bien la despachan bien servida de camarones, filete, ancas de rana y aros, todo empanizado, pero con falta de alguna nota cantante de sabor, entre arroz y papas a la francesa.

Y pensando que el Salmón Zarandeado iba también a quedarnos a deber, aquí mostraron mucho oficio, porque la loncha en sí venía muy bien sellada, a buen jugo y el zarandeado era picosito y juguetón, solo le faltó acompañamiento de vegetales menos cocidos, y un poco más de cantidad de su buen arroz.

El salmón nos animó a pedir los Camarones Rellenos, en generosa cantidad de seis de ellos perfectamente envueltos en tocino pero faltos de un mejor queso, buen arroz, pero guarnición de verduras ligeramente pasadas de cocción.

Y era la hora de evaluar su mejor corte del menú, el Rib-Eye, de razonable precio, que demostró la experiencia de la casa. Nos agradó su calidad y presentación, que llega cantando...

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