Sugerencias del gourmet / Cambios urgentes

AutorG.L. Othón

El lugar visitado en esta ocasión está en la ruta de bares y restaurantes de López Cotilla, en un lugar envidiable, justo frente a la Librería Gandhi, y de nombre lleva Pomerol.

La casa está irreconocible con una estupenda terraza, de elegante mobiliario y decoración, pero debo decir que lo único que no me gustó de su ambiente fueron los monitores de plasma, que en ocasiones por su gran tamaño y volumen me hacían pensar que estaba en algún lugar de micheladas.

Me comentaron que tenían siete meses de funcionamiento y ya están en un proceso de transformación, el cual espero que sea rápido y para bien.

¿Por qué digo esto?, pues porque durante la visita se me negaron cuatro platos por la misma razón: "los vamos a sacar del menú y ya no los estamos preparando". Estoy completamente de acuerdo y celebro que los restaurantes se rehagan, refresquen, reafirmen en platos, estilos y tendencias, pero es frustrante que si vas a algún sitio tengas que elegir "por descarte".

Sirva este ejemplo para comentarles un poco mis criterios. Cuando visito un lugar para evaluar la experiencia gastronómica, no pido lo que se me antoja. Bueno, no completamente. Primero hago un reconocimiento del menú completo, incluidos los postres y platos especiales que no están en la carta, entonces trato de hacer un balance por porcentaje entre las secciones y especialidades del menú, y por el otro lado, la vocación natural del lugar.

La pasada columna (sobre Vips) es un ejemplo, al ser un lugar con la marcada característica y vocación de "cafetería mexicana", necesariamente se tenía que probar el desayuno, postre y café, así como los platos reconfortantes y clásicos para la noche. Y ese menú es enorme.

Así pues no pasó en Pomerol. Al observar la extensa lista de entradas se solicitaron tres opciones antes que tuviera la respuesta: "esa sí la tenemos", e igual sucedió con otras dos secciones de la carta.

Después del enojo inicial recapacité y pensé: está bien, obviamente lo que ofrezcan será lo más solicitado y lo que más se "mueve", y necesariamente deberá ser lo que mejor preparan. Eso pensé.

De primero, me dejaron pedir unos hongos portobello a los cuatro quesos, unos tacos de jícama rellenos de salpicón de camarón y una pizza Margarita.

Los tacos son de buen tamaño y visualmente bellos. La jícama delgada, el salpicón picado, buenos trozos de pepino y aguacate, y las salsas en poca porción, correcto.

Pero el sabor no llega a convencer, se entregan frescos, no fríos, bien. Allí...

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