Sueños rotos: Viven la pesadilla americana

Amalia Escobar

PHOENIX, Arizona, EU, febrero 17 (EL UNIVERSAL).- No son de aquí ni son de allá. Son indocumentados en Estados Unidos, pero no quieren regresar a México; no hablan inglés 100%, pero tampoco expresan bien el español. Viven con pánico, se sienten perseguidos, acorralados: tienen miedo de ser deportados y separados para siempre de sus familias, principalmente de sus hijos.

El pasado sábado decenas de personas en esta condición acudieron a pedir ayuda y a contar sus historias al foro #AgendaMigrante, una Visión de los Connacionales, coordinado por la especialista en políticas públicas Eunice Rendón y el ex canciller mexicano Jorge Castañeda.

Este evento se desarrolló en Phoenix, Arizona, donde participaron familiares de mexicanos deportados, integrantes de organizaciones defensoras de derechos de los migrantes, diplomáticos, legisladores y medios de comunicación.

Sentados de espaldas a las cámaras, temerosos de que sus rostros puedan ser identificados por las autoridades de migración de Estados Unidos, desbordaron sus emociones. Con voz quebrada y lágrimas, expresaron sus temores ante las redadas con fines de deportación.

Ven a México como un país inseguro, corrupto, con un gobierno insensible y carente de oportunidades en educación, empleos y salarios paupérrimos, un lugar no apto para que sus hijos se desarrollen y prosperen.

Narraron duras experiencias: cómo partieron de algún estado mexicano y cómo tuvieron que cruzar montes, ríos, desiertos y montañas. Arriesgaron todo en búsqueda del sueño americano: una vida mejor para los suyos.

Sin documentos para tener legal permanencia y trabajar, compraron documentos falsos o consiguieron que ciudadanos estadounidenses les ?prestaran? su afiliación al seguro social, usurpando otra identidad.

Miles de personas ya fincaron su residencia, se casaron o tienen hijos ciudadanos de Estados Unidos, pero su estancia no es legal y literalmente pueden quedarse sin nada de la noche a la mañana si son deportados.

El temor de quedar sin nada. Maricruz es una activista pro migrante. Llegó a este país en 2001, quiso desempeñarse como estilista profesional, pero no tenía seguro social, buscó una licencia para trabajar y no la consiguió por falta de dinero, no tuvo un trabajo estable. A la fecha trabaja como niñera de hijos de ciudadanos estadounidenses.

Sus hijos sufrieron bullying en la escuela por no saber inglés y por ser de piel morena: ?Yo vi el sufrimiento de mis hijos cuando llegamos?.

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